El Celta salió con la alineación prevista, con Wass escorado a la banda derecha, Bongonda por la izquierda, Orellana con libertad de movimientos y Radoja y Tucu Hernández cubriéndoles las espaldas. El plan del Atlético, con Augusto titular, estaba claro. Simeone ya había reconocido las intenciones de su equipo en la previa. Dejó que el Celta fuese el que llevase el peso del encuentro. El equipo madrileño esperaba atrás y lo fiaba todo a las contras y su superioridad de su juego aéreo.
La incapacidad del Celta para encontrar espacios y la reticencia atlética a buscarlos provocó que en la primera parte se vieran muy pocas ocasiones, a pesar de que el juego era intenso. Los celestes trataban de mover el balón con paciencia, aunque los huecos no aparecían. El Atlético mordía, pero lo hacía atrás, dejando que su rival moviera el balón a 40 metros de su portería.
El primer disparo a puerta del Celta llegó a los veinte minutos y nació con un caño de Orellana a Augusto, que ejercía el papel de ‘villano’ esta noche. A este alarde técnico del chileno le siguió una buena maniobra de Hugo Mallo. El balón le llegó a Aspas, que falló en el control. El esférico, aun así, llegó a la banda y el moañés logró cabecear un centro lateral. Su testarazo se marchó rozando el poste.
En la ecuador de la primera mitad el escenario varió un poco. El Atlético se animó, trató de elaborar alguna jugada. No obstante, el partido seguía siendo plácido para un Sergio que despejó un par de balones altos que le llegaron. En el 32 Griezmann dispuso de la mejor ocasión rojiblanca. Tiro una pared con Koke y disparó desde la frontal. El francés perdonó, ya que el balón se marchó muy alto.
Al inicio de la segunda parte el Atlético demostró por qué es el líder de la Liga a pesar de su rácana propuesta futbolística. Una genialidad de su pareja de ataque le sirvió para ponerse por delante. Griezmann recibió un balón al borde del área, se giró y se lo cedió a Vietto en la banda. El francés se marcó hacia portería y su compañero le devolvió el esférico. Griezmann solo tuvo que empujar a la red.
El Celta, consciente de que cuando el Atlético se pone por delante es muy complicado remontarle, no perdió el tiempo. Se fue arriba buscando sorprender cuanto antes a su rival. Dos minutos después del tanto, Bongonda estuvo a punto de sorprender as Oblak en un centro raso lateral. El portero despejó el esférico antes de que llegase a rematar algún jugador celeste.
El orden rojiblanco se le estaba atragantando a los de Berizzo, como ya les había ocurrido en la primera parte. El cuero era vigués, pero los huecos brillaban por su ausencia. El Atlético trataba de sentenciar a la contra, aunque sin asumir demasiados riesgos.
La lluvia comenzó a caer con fuerza con el paso de los minutos. El partido estaba siendo tan desapacible como el tiempo. Se había convertido en un quiero y no puedo celeste ante el correoso equipo de Simeone. Berizzo dio minutos a Guidetti, el héroe de Cádiz, pero el encuentro no cambió.
La sentencia llegó a diez minutos para el final. Una saque de puerta de Oblak por el que pelearon Jackson y Cabral acabó en los pies de Carrasco, que consiguió batir a Sergio. Máxima efectividad atlética a pesar de su fútbol un tanto tosco.
El Celta tras esta derrota tendrá que superar el trámite de la Copa ante el Cádiz. La semana que viene, el Levante visitará Balaídos, en un partido con el que comenzará la segunda vuelta y en el que los de Berizzo intentarán cambiar su dinámica liguera.
Celta: Sergio; Hugo Mallo, Sergi Gómez, Cabral, Jonny; Radoja (Guidetti, min. 72), Tucu Hernández (Borja Fernández, min. 79); Wass, Orellana, Bongonda (Señe, min. 85); y Iago Aspas.
Atlético de Madrid: Oblak; Juanfran, Godín, Giménez, Filipe Luis; Saúl, Augusto Fernández (Carrasco, min. 53), Gabi, Koke; Vietto (Jackson, min. 74) y Griezmann (Gámez, min. 82).
Goles: 0-1, min. 48: Griezmann; 0-2, min. 79: Carrasco.
Árbitro: De Burgos Bengoetxea (Colegio vasco). Mostró tarjeta amarilla a los locales Tucu Hernández y Radoja; y al visitante Filipe Luis.
Incidencias: Encuentro correspondiente a la 19ª jornada de Primera División disputado en el estadio de Balaídos ante 13.550 espectadores.