El Celta afrontaba un partido grande y lo hacia con su once de gala. No hubo sorpresas en la alineación de Berizzo. Tampoco en la de Pellegrino, que utilizó a todo su arsenal, incluyendo el meta Pacheco, al que estaba reservando en Copa hasta ahora. Se enfrentaban dos equipos con estilos diferentes pero con muchos puntos en común. Ambos basan su propuesta futbolística en el esfuerzo, el rigor y la solidaridad. Y como ya había sucedido en el partido de Liga, al Celta le costó desenredar la maraña de su rival.
De hecho, en esta primera parte el Celta no disparó a portería ni en una sola ocasión. Por contra, el Alavés sí que creo peligro en los últimos minutos de la misma y Sergio, con una mano salvadora, impidió que los célticos se marchasen al descanso por detrás en el marcador.
La intención del Celta en los primeros minutos era tener el balón, jugar con paciencia, buscar las bandas, romper las líneas del Alavés y presionar lo más arriba posible cuando no tenía el esférico. Así, llegó la primera aproximación celeste en el minuto 5. Tucu Hernández robó en mediocampo, el cuero le llegó Aspas, que se adentró en el área y trató de pasarle el balón a Wass. Su servicio fue interceptado por un defensa del conjunto vasco.
El Celta tardó muchos minutos en volver a pisar el área rival. De hecho, por momentos, el Alavés se hizo con la posesión. Lo hacía, eso sí, sin crear peligro. El partido estaba resultando intenso, pero muy cerrado.
Los de Berizzo no conseguían encontrar espacios entre líneas ante un rival que jugaba muy junto. Aspas no aparecía, Wass tenía que bajar demasiado para recibir y a Bongonda se le echaban tres rivales encima cada vez que el balón llegaba a sus pies. Con este panorama, el Celta decidió cambiar de táctica y a base de balones largos logró conectar con Aspas en un par de ocasiones. En la más clara, un central alavesista le arrebató el esférico cuando se disponía a encarar a Pacheco.
En los últimos minutos fue el Alavés el que enseñó los dientes. Y lo hizo aprovechándose de los errores célticos. En el 39, una mala entrega provocó que el equipo vasco armase una rápida contra. Camarasa avanzó por la derecha y envió un preciso centro que fue rematado por Manu García, que apareció desde atrás en el área con mucha fuerza. El remate del centrocampista fue repelido por Sergio con una gran parada. En las jugadas posteriores, el Alavés volvió a llevar el miedo a Balaídos. Afortunadamente, el marcador no se movió.
En la segunda parte la lluvia se convirtió en un factor determinante. Comenzó a diluviar y el Alavés pareció sentirse más cómodo bajo el chaparrón, ya que salió muy entonado del vestuario. En el 54, dispuso de una buena ocasión. El incisivo Theo se valió de un resbalón de un jugador celeste y de su velocidad para llegar al área y enviar el pase de la muerte. La pelota se paseó por delante de la portería sin encontrar rematador.
Este susto le sirvió al Celta para reaccionar. Los de Berizzo, en concreto Iago Aspas, comenzaron a coleccionar oportunidades. La primera, en un saque de esquina. Cabral cabeceó el balón y este le cayó a Aspas. El moañés, algo esquinado, se topó con Pacheco, que envió el balón a córner. La ocasión más clara llegó diez minutos después, en el 66, Aspas de nuevo se aprovechó de una dejada de cabeza de un compañero, en este caso de Wass, que tras un servicio de Marcelo Díaz envió el pase atrás para el delantero, que envió un potente remate al larguero.
Parecía que no era la noche de Aspas, que en los siguientes minutos volvió a gozar de otras dos oportunidades más o menos claras. La última, con un remate acrobático que se marchó fuera. El partido se había convertido en un monólogo del Celta y el Alavés, consciente de que el 0-0 era un gran resultado, comenzó a tomar todavía más precauciones.
Berizzo, pro su parte, movió el banquillo. Buscando frescura en ataque, entraron en el campo Pione Sisto y Guidetti. Sin embargo, en los últimos minutos el encuentro perdió algo de vértigo. El terreno de juego se encontraba muy resbaladizo y el cansancio comenzaba a hacer mella en ambos equipos. Pero el Celta todavía tuvo una última y clara ocasión en el 88. A Tucu Hernández le cayó el balón en el área pequeña. Consiguió rematar, pero el balón se marchó al palo.
Al final, un empate sin goles que no satisface al Celta y que sí deja un poco más contento al Alavés, sobre todo teniendo en cuenta la cantidad de ocasiones de las que disfrutó el conjunto local. El próximo miércoles Mendizorroza vivirá un partido decisivo en el que se sabrá cuál de los dos equipos estará en la final de la Copa del Rey.
Celta: Sergio Álvarez; Hugo Mallo, Cabral (Sergi Gómez, min. 80) , Roncaglia, Jonny; Marcelo Díaz, Radoja, Tucu Hernández; Wass (Guidetti, min. 76), Bongonda (Pione Sisto, min. 68) y Iago Aspas.
Alavés: Pacheco; Kiko Femenía, Laguardia, Feddal, Theo; Marcos Llorente, Manu García; Toquero (Édgar, min. 62), Camarasa (Romero, min 83), Ibai Gómez (Vigaray, min. 74); y Deyverson.
Árbitro: González González (colegio castellano-leonés). Mostró tarjeta amarilla al local Bongonda; y a los visitantes Marcos Llorente y Camarsa.
Incidencias: Encuentro correspondiente a la ida de las semifinales de la Copa del Rey disputado en el estadio de Balaídos ante 18.969 espectadores.