El elegido ha sido Ricardo Antonio Mohamed, un hombre especial, que ya como futbolista no dejaba indiferente a nadie. El técnico argentino era conocido por su excentricidad como jugador. Luego en los banquillos relajó su apariencia física pero no su forma de expresarse. El Turco, tal y como se le apoda por su ascendencia árabe, no se corta en las ruedas de prensa a la hora de contestar con sequedad a la prensa o de criticar a sus propios jugadores, al más puro estilo Mourinho, del que de hecho es admirador. “Guardiola es un gran entrenador, pero a mí me gusta Mourinho”, ha declarado.
En este sentido, allá donde ha estado se ha convertido en el líder del conjunto, asumiendo las decisiones y ejerciendo como jefe del grupo, haciéndose lo que él ordena y sin miedo a plantar cara a las grandes estrellas de la plantilla. También se convirtió siempre en un alentador de la afición.
Además, en su juego se podrían ver ciertas semejanzas, ya que no le obsesiona disponer de la posesión del balón y ha sabido hacer de los contragolpes un arma importante de su equipo.
No obstante, siempre ha defendido que no tiene una manera de jugar y que su fórmula se basa en adaptarse a la plantilla de la que dispone. “Yo soy un técnico resultadista, a mí me gusta ganar”, defiende.