El pasado domingo, 13 de septiembre de 2015, se cumplieron 45 años de aquel partido y en el mismo escenario, el estadio de Balaídos, se le rindió un ‘homenaje’ involuntario. Estrada Fernández le mostró la roja a Javi Varas, el portero de Las Palmas, y el Celta se quedó con un jugador más a las primeras de cambio por tercera jornada consecutiva. Los celestes están viviendo esta temporada un dulce idilio con estos pequeños pero temidos trozos de cartón que cambiaron la historia del fútbol hace casi medio siglo.
Los espectadores que acudieron aquella tarde de 1970 a Balaídos asistieron a una innovación, quizás una de las más importantes en el mundo del fútbol, que fue ideada por el árbitro -por aquel entonces ya retirado- Ken Aston. «Mientras conducía por la calle Kensington de Londres, el semáforo se puso en rojo y pensé: ‘Amarillo’, puedes aún pasar, ‘Rojo’, alto, fuera del terreno», explicó Aston, que falleció en 2001, en unas declaraciones recogidas en la web de la FIFA.
Esta idea nació de una necesidad que se hizo palpable en el Mundial de 1966. En el caliente partido entre Inglaterra y Argentina de cuartos de final, los hermanos Jack y Bobby Charlton fueron amonestados, pero ni el público presente en Wembley ni el propio técnico inglés, Alf Ramsey, se enteraron. Las amonestaciones eran verbales en aquella época ‘pretarjetas’ y los gestos del árbitro no fueron suficientes para que la gente se percatase.
Aston presentó su idea a la Comisión de Árbitros de la FIFA y cuatro años después, con Aston como presidente de la misma, se llevó a cabo en el Mundial de Mexico’70. Tras este primer banco de pruebas, las tarjetas pasaron a formar parte de la vida de las competiciones domésticas. Y lo hicieron para quedarse.
Volvamos a esa tarde del 13 de septiembre de 1970. Lavandera, en el una entrevista concedida a El Comercio de Gijón en 2013, explicó lo que sucedió en aquel partido. El jugador, que había militado en el Celta durante dos temporadas en la década de los sesenta, asegura que el ‘culpable’ fue Hidalgo. «Le hice algunos regates y enseguida empezó a intentar provocarme, porque yo no me callaba. Hidalgo me hizo una entrada en la que me rompió el menisco y de rabia le pisé la barriga, a lo que respondió con una patada», señaló. El sevillano Hidalgo, un aguerrido lateral que jugó 190 partidos con el Celta, no puede constatar o refutar la versión de Lavandera, ya que falleció el pasado año.
Lavandera e Hidalgo no coincidieron en el Celta, puesto que el primero se marchó de Vigo en 1967 y el segundo llegó al conjunto celeste mediada la campaña 1968-69, pero sí se conocían y, según el asturiano, el andaluz se la tenía jurada desde que ambos se enfrentaron en Segunda en un Sporting-Badajoz en El Molinón. Aquel partido acabó con un contundente 8-2 a favor de los gijoneses. Hidalgo se quejó de la señalización de un penalti en una acción en la que consideraba que Lavandera se había tirado.
Sea como fuere, estos dos jugadores y el colegiado Orrantia Capelastegui se convirtieron en protagonistas de un hecho histórico del que Balaídos fue el escenario y del que se cumplieron 45 años el pasado domingo.
Información del artículo recopilada de ‘Yo jugué en el Celta’ y ‘Celta Historia’