Suspenso en gestión
El Espanyol-Celta no pasará a la historia como uno de los partidos más deslumbrantes de la presente temporada, sin embargo, a Berizzo terminó por salirle caro su conservadurismo en los últimos compases del choque. Ambos conjuntos brindaron al espectador una soporífera primera mitad. Los pericos arrancaron una marcha por delante gracias a su presión adelantada, con la que no permitieron que los celestes hilvanasen tres pases seguidos. Con el paso de los minutos, los vigueses superaron el empuje inicial de los locales pero ningún equipo logró acercarse con claridad a la portería contraria. La segunda mitad fue más intensa. El Celta tomó el mando y generó dos buenas ocasiones -la primera de Orellana, y la segunda de Larrivey-, mientras que el Espanyol buscó el fútbol directo y no cesó en su empeño por colgar balones al corazón del área. El gol de cualquier equipo era tan probable como el empate. El partido estaba abierto y al ‘Toto’ le entró el miedo en el cuerpo. Con seis minutos todavía por disputarse realizó su primer cambio: Sergi Gómez por Krohn-Dehli. Berizzo asumió que había que prepararse para sufrir, le pegó un tijeretazo a la medular e introdujo a un tercer central. Cuando el Celta todavía tenía serias opciones de convertirse en el verdugo de los blanquiazules, el ‘Toto’ vistió a los suyos con piel de cordero. En el banquillo se quedó la pólvora: Mina, Bongonda y Borja Iglesias. Caicedo, como depredador de área que es, dio caza a tan jugosa presa en el minuto final.
Un paso atrás
Un rayo de esperanza había iluminado el futuro más inmediato del Celta después del empate en Balaídos frente al Valencia (1-1) la jornada pasada. Los olívicos ofrecieron una imagen renovada, con un nuevo sistema de juego que favoreció la intensidad, la velocidad en la circulación de la pelota y el buen fútbol. Esta mejoría se refrendó durante la semana en San Mamés. Los celestes devoraron al Athletic, lograron el triunfo (0-2) y se quedaron a un solo tanto de lograr el pase a los cuartos de final de la Copa del Rey. Pero en Cornellà-El Prat no hubo rastro de este mejorado Celta. Los vigueses desandaron el camino de una buena zancada. Con toda la plana mayor disponible a excepción del lesionado Hugo Mallo, los gallegos volvieron al esquema anterior al partido ante los valencianistas. El Celta apenas generó ocasiones, la imaginación brilló por su ausencia y, en vez de ahogar al Espanyol -rival de menor entidad que el Valencia-, se le permitió marcar el tempo del partido.
Faltan magos
Sin alardes pero también sin desaciertos. Así transcurrió para los celestes el encuentro contra el Espanyol hasta el fatídico gol de Caicedo. El Celta no jugó bien, pero tampoco cometió errores. Un partido del montón. Primó el sacrificio de jugadores como Larrivey por parte celeste y Sergio García por parte perica en lugar de la magia de Orellana y Nolito. El Celta necesita a sus dos extremos entonados para abrir las entrañas de sus rivales. Frente al Espanyol ni Orellana ni Nolito resultaron determinantes. No insistieron en desbordar a su par para buscar superioridades, sus desmarques fueron predecibles y las jugadas nunca mejoraron al pasar por sus botas.
Un bofetón de realidad
El Celta no sale de la crisis. La travesía por esta senda plagada de tropiezos y estorbos parece interminable. Los más optimistas se aferran al buen juego de los de Berizzo en gran parte de los partidos que han perdido los célticos en esta racha nefasta, pero lo cierto es que las estadísticas están ahí para propinarles un violento bofetón de realidad. Nueve jornadas sin ganar, se han dejado escapar veinticinco puntos de veintisiete posibles, un gol a favor y diez en contra, a lo que se suma el dudoso honor de haber atravesado la peor sequía goleadora de la historia del club (726 minutos sin marcar en Liga), ocho encuentros consecutivos sin dejar la portería a cero. De una media de 1,9 puntos por partido durante las tres primeras jornadas a otra de 0,2 en las nueve posteriores. El próximo lunes 26 de enero el Celta inaugurará en Getafe la segunda vuelta. El ‘Toto’ tiene nueve días para preparar el duelo ante los azulones y cambiar las tornas, o de lo contrario, el siguiente sopapo al Celta se lo dará la clasificación y la temida lucha por la permanencia.