Y es que la frialdad en la grada y sobre el césped en una tarde de invierno provocó un inicio del partido gélido del Celta. Durante el primer cuarto de hora, el conjunto vigués mantuvo un duelo consigo mismo por igualar el número de pases acertados con los que directamente eran dirigidos hacia el rival. Así, en una incormprensible desconexión colectiva, el equipo andaluz contó con algunas opciones de meterse en la eliminatoria. Las más claras tuvieron a Alberto Quintana como protagonista. En la primera disparó y sacó con apuros Rubén, y, en la segunda, puso un buen centro atrás para la llegada de Román, que conectó el remate y se marchó acariciando el palo. Fue la opción de meterse en la eliminatoria del Cádiz.
Y es que el Celta, a pesar de la apatía y el desacierto marcó un gol. Mediada la primera mitad comenzó a entonarse el conjunto vigués. Alguna combinación entre Radoja con los atacantes e intervenciones acertadas de Madinda, que firmó unos minutos iniciales catastróficos. El gabonés buscó a Guidetti en una primera ocasión, pero llegó antes Pol Ballesté y, en la segunda, disparó desde lejos pero tocó en un central. Pasada la media hora llegó el gol y, con él, la defunción definitiva del Cádiz. Un robo del propio Madinda desembocó en un tres para tres con conducción de Señé y pase profundo al delantero sueco. Alcanzó el esférico antes que el guardameta y se tiró al suelo al ver llegar el cuerpo de Pol Ballesté. El colegiado señaló una pena máxima dudosa, en el límite entre el ser y no ser. El propio Guidetti la transformó.
Mejoría clara tras el descanso
La imagen del Celta en la primera mitad fue de un nivel tan bajo que sólo quedaba mejorar y, probablemente, Berizzo también contribuyó a ello en el descanso. Desde el primer minuto de la reanudación, el equipo vigués mostró otra cara, otra actitud. Se sucedieron las llegadas al área contraria con dos protagonistas. Primero Guidetti, muy activo en la creación y el desmarque, e igualmente desacertado en el remate. Especialmente en una ocasión doble tras pase de Planas. Remate flojo y tapó el rechace en el segundo intento para enviar el balón al larguero. Después comenzó con filigranas innecesarias antes de irse al banquillo.
Con Borja Iglesias como delantero centro, el que aprovechó la última media hora de juego fue Dejan Drazic. Muy desacertado antes del descanso, comenzó a participar en el juego en el segundo acto. Primero sin precisión, pero llegando a zona de remate y, en la tercera ocasión de gol, mostró su mejor repertorio. Comenzó en la banda para realizar una pared con Señé, que le devolvió el balón al espacio y el balcánico, que llevaba dos remates deficientes ante el portero visitante, ahora levantó el esférico con elegancia para enviarlo al fondo de la red. Una acción completa para salvar su partido. Un gol notablemente importante para un joven de 20 años que llegó a Vigo en verano y que cuenta con pocos minutos. Además, hasta el gol, en los que tuvo mostró poco, muy poco.
En definitiva, un partido que no tendrá mucho que recordar pero que mete al Celta en los cuartos de final de la Copa del Rey. A la espera del sorteo, el equipo vigués está vivo en una bonita competición y, hasta el momento, con poco desgaste. Expediente cumplido.
Celta: Rubén; Pape, Alende, Sergi Gómez, Planas; Radoja (Pablo Hernández, min. 61), Borja Fernández (Borja Iglesias, min. 51), Madinda; Drazic, Señé, Guidetti (Jonny, min. 68).
Cádiz: Pol Ballesté; Cristian, Servando, Josete, Andrés (Juanfran); Álvaro García, Garrido: Mantecón, Jandro (Luis Pávez, min. 67), Quintana; Román (Manu Vallejo, min. 59).
Goles:1-0, min. 35: Guidetti, de penalti; 2-0, min. 77: Drazic.
Árbitro: José María Sánchez Martínez. Mostró cartulina amarilla a Borja Fernández; Pol Ballesté.