La regeneración emprendida por Mouriño fue profunda y le granjeó enemistades. Reestructuró el organigrama del club deshaciéndose de personas que habían sido fundamentales en la anterior etapa. También intentó hacerle un lavado de cara a la imagen de la entidad. Para ello contrató a una agencia de comunicación próxima a la Fundación FAES -fundación emparentada con el sector más conservador del PP- para que gestionase esa área, hasta entonces muy descuidada, y lanzase una campaña con la que se pretendía captar abonados.
Pero la campaña no cuajó. Se escogió el lema “Celta Vigo 100%” con el objetivo de destacar los nexos de unión entre el club y la ciudad. Muchos aficionados celestes, sin embargo, consideraron esta nueva política un desaire hacia los celtistas de fuera de Vigo, una estrategia poco ambiciosa para un club que siempre aspira a ser el primero de Galicia. Hay que recordar que el celtismo más allá de las muy limitadas fronteras de la ciudad siempre ha gozado de una estupenda salud, un ejemplo es que la peña más numerosa del Celta, Carcamáns, está radicada en A Illa de Arousa.
Es justo reconocer que la campaña causó tal revuelo porque en aquella época Mouriño no contaba con el beneplácito de un amplio sector de la afición, que observaba con cierto recelo a aquel nuevo presidente que renegaba de una forma de hacer las cosas que había llevado al Celta a la etapa más exitosa de su historia, deportivamente hablando.
Los responsables de aquella campaña no duraron mucho en el club. El Celta prescindió de sus servicios apenas unas semanas después de su llegada. Aun así, Mouriño siguió defendiendo el lema escogido y los valores que representaba.
“La verdad es que pienso que es un magnífico lema y lo voy a seguir defendiendo por una sencilla razón: el mismo escudo del Celta lo dice, Real Club Celta de Vigo. Ojalá tuviéramos la imaginación para descubrir algo nuevo, pero no es el caso, solamente estamos aprovechando lo que dice el escudo y difundiéndolo. A partir de ahí, es cierto que puede haber gente a la que le moleste este lema porque no se considere incluida. Nosotros cuando estamos hablando de Vigo lo hacemos de esta gran área metropolitana, no solo de la ciudad. Claro que hay gente en Venezuela, Argentina, Ourense… que a lo mejor se preguntan por qué me excluyen, no es cierto, no los excluimos en absoluto. Es como si hablamos del Real Madrid, que tiene aficionados aquí, pero se identifica con su ciudad, con la capital”, aseguraba Carlos Mouriño en una interesante entrevista publicada por El Correo Gallego el 29 de mayo de 2006.
Pues bien, más de diez años después ha aparecido una polémica emparentada con aquella. El Celta, coincidiendo con la presentación de su nueva televisión, ha decidido renovar su imagen gráfica para potenciar su marca y el logotipo escogido ha causado cierto revuelo. ¿La causa? En él se prescinde de la palabra Vigo, reduciéndose el nombre del club simplemente a RCCelta.
Nada más presentarse esta nueva imagen corporativa, han aparecido voces críticas, que consideran una afrenta hacia la ciudad que el Celta no incluya su nombre en el logotipo. Por tanto, un década después la indignación ha cambiado de bando.
Algunos incluso ven en esta decisión el reflejo de la mala relación entre la entidad celeste y el Concello de Vigo. Las discrepancias sobre el retraso obras en Balaídos o las quejas reiteradas de Carlos Mouriño por la indisponibilidad de terrenos para construir la nueva ciudad deportiva han acabado con el buen entendimiento entre el club y el consistorio.
Sin embargo, parece descabellado que estas diferencias sean la causa de tal decisión. Vivimos en los tiempos de los 140 caracteres y la economía en el lenguaje se hace esencial para trasladar los mensajes a través de las redes sociales.
La polémica resulta un tanto desproporcionada. A pesar de esta nueva imagen gráfica, el club seguirá llamándose Real Club Celta de Vigo S.A.D. Y, además, más allá de las fronteras de Galicia resultará inevitable que continúe siendo conocido como Celta de Vigo. El nombre de la ciudad y el del club que nació en 1923 tras la fusión del Fortuna y el Vigo Sporting están indisolublemente unidos. De hecho, decir Celta de Vigo incluso suena redundante.