El 8 de septiembre de 2020 constará en la historia del Real Club Celta como el día en el que se puso punto final a uno de sus momentos económicos más delicados. Es el día en el que concluyó oficialmente el concurso de acreedores al que se acogió el club en el año 2008 y que en 2009 le marcó el camino a seguir hacia su viabilidad financiera con la firma del correspondiente convenio. Ahora, más de una década después, se da el último paso de un largo camino.
Cierto es, no obstante, que la situación monetaria del club era ya solvente. Pero estrictamente hablando el Juzgado de lo Mercantil número 1 de Pontevedra no había cesado aún sus facultades de administración sobre la sociedad que preside Carlos Mouriño. Ese cese entra en vigor ahora con la publicación en el BOE –a través del Boletín Oficial del Registro Mercantil (BORME)- del auto firme dictado por el juez, considerando “íntegramente cumplido” el convenio suscrito en su día.
El primer auto se formalizó el pasado mes de enero después de que el propio Celta solicitara que se emitiera esta conclusión del concurso. En aquel momento el magistrado declaró que el club había satisfecho “todas las estipulaciones contenidas en el convenio aprobado en su día, según los informes semestrales presentados y el informe final aportado por la entidad deudora”. Con todo, el auto indicaba, tal y como contempla la ley concursal, que cualquier acreedor que estimara incumplido el convenio disponía de dos meses para ejercer su derecho de presentar una declaración de incumplimiento.
Pasado este plazo –cabe recordar que el estado de alarma suspendió plazos oficiales-, el pasado 17 de agosto se emitió la resolución firme de la conclusión del concurso tras cumplirse el convenio y ahora el BORME da publicidad a este último paso, que cierra un proceso largo y duro pero con final feliz para el Celta.