La alineación de Berizzo fue toda una declaración de intenciones. Salió con un once ultraofensivo, con Wass ejerciendo de lateral derecho y con un ataque formado por Orellana, Aspas, Bongonda y Guidetti. La idea era salir a apabullar al rival, marcar un gol tempranero que alimentase la esperanza. Al Sevilla, sin embargo, no le cogió por sorpresa la valentía celeste y con orden aguantó sus acometidas en los primeros minutos.
Los de Berizzo tenían el balón, pero no creaban peligro. De hecho, la primera ocasión fue para el Sevilla. El excéltico Krohn-Dehli, que ya aguó la fiesta viguesa en la ida, a punto estuvo de sentenciar la eliminatoria en el minuto 5. El danés recibió en el área, recortó a Hugo Mallo y se fue hacia el centro. Su disparo se marchó muy cerca del palo, pegando en el lateral de la red.
El Celta, tras este pequeño susto, siguió con su plan, intentando marcar el ritmo del encuentro, para que este fuera frenético, y acaparar el esférico. El juego se volcaba en la banda derecha, donde Wass intentaba conectar con Iago Aspas. Pero costaba llegar al área. Como en la primera parte del partido del domingo, el Sevilla defendía muy ordenado y al Celta le costaba meterle mano.
Se llegó al ecuador del partido y la posesión era claramente celeste (70% por 30% del Sevilla), pero era un dominio estéril. El reloj corría en contra de los de Berizzo, que necesitaban un gol para alimentar la ilusión. Este acabó llegando antes del descanso. Pero antes avisó Guidetti, en una jugada que acabó siendo anulada por fuera de juego. Aun así, el disparo del sueco había sido repelido por Sergio Rico.
En el 30, apareció por primera vez la conexión entre Orellana y Aspas. El chileno abrió a la banda derecha, donde se encontraba el moañés, que envió un disparo cruzado que fue atajado por Sergio Rico con bastantes apuros. Cinco minutos después, el Celta ya no perdonó. Los protagonistas fueron los mismos en una jugada en la que los celestes se aprovecharon de que el Sevilla había dejado un tanto desguarnecida su defensa. Aspas lanzó la contra con un magistral pase a Orellana en la banda izquierda. El chileno, muy inteligente, supo esperar a la incorporación del morracense en el segundo palo y le envió un ajustado pase. Sergio Rico no pudo interceptarlo y Aspas, con el meta ya superado, marcó a placer. Balaídos volvía a soñar, aun había esperanza.
El Celta buscó un segundo gol antes de que acabase el descanso, pero el que estuvo más cerca de conseguirlo fue el Sevilla. En una jugada a balón parado, Carriço se aprovechó de una deficiente salida de Rubén para cabecear el esférico, que se marchó fuera lamiendo el poste.
La segunda parte comenzó con el Celta haciéndole daño al Sevilla de la forma más insospechada: por alto. Los celestes se aprovecharon de la inseguridad de Sergio Rico. En el 48, el portero sevillista sacó con muchos apuros una falta botada por Marcelo Díaz. Al minuto siguiente, no acertó en una salida y dejó el balón franco a Aspas para que lo cabeceara a gol. El moañés, incomprensiblemente, lo mandó fuera. Pero el delantero pudo cobrarse revancha solo unos instantes después en una jugada en la que volvió a fallar Rico. Wass centró, el meta rechazó el balón y Aspas corrigió su fallo anterior haciendo el segundo tanto celeste. Era el delirio en Balaídos. La remontada estaba más cerca.
Pero la alegría duró muy poco. Acabó con ella Banega en una jugada en la que el Sevilla se aprovechó de un fallo del Celta. Los de Emery robaron el esférico tras un saque de banda a favor de los locales, Krohn-Dehli se lo envió a Banega y este batió a Rubén.
La remontada, que se acariciaba con los dedos solo unos segundos antes, volvía a estar muy lejos: a cuatro goles. Pero el partido estaba loco y el Celta tuvo una gran opción de reengancharse a la eliminatoria solo dos minutos después. Guidetti se plantó en el área y fue derribado por Sergio Rico. El árbitro no lo dudó y señaló penalti, pero no expulsó al guardameta sevillista, cuando este era el último hombre. El delantero sueco fue el encargado de lanzar la pena máxima. Quizá le pudo la responsabilidad y mandó el balón al palo.
El diluvio arreciaba sobre Balaídos y las esperanzas del Celta se diluían. El nuevo césped, con tanta lluvia, estaba muy pesado e incluso encharcado en algunas zonas. El partido adquirió tintes trágicos. El balón no circulaba, las piernas pesaban. Pero los de Berizzo siguieron intentando lo imposible. Orellana lo probó con un buen disparo a 20 minutos para el final.
De nuevo golpeó Orellana en el 78, pero se encontró con un Rico que sí estuvo entonado esta vez. En la siguiente jugada, Vitolo pudo marcar el segundo del Sevilla. El que sí lo hizo fue Konoplyanka a tres minutos parta el final.
El Celta, por tanto, logró un empate insuficiente, pero la afición puede estar orgullosa con el esfuerzo y la valentía de sus jugadores. De hecho, sonó La Rianxeira. No era para menos.
Celta: Rubén Blanco; Wass (Jonny, min. 64), Hugo Mallo, Sergi Gómez, Planas; Marcelo Díaz (Radoja, min. 68), Tucu Hernández; Iago Aspas, Orellana, Bongonda; y Guidetti (Señé, min. 71).
Sevilla: Sergio Rico; Coke, Rami, Kolo, Escudero; Iborra (N’Zonzi, min. 55), Carriço (Cristóforo, min. 63); Vitolo, Banega (Konoplyanka, min. 71), Krohn-Dehli; y Gameiro.
Goles: 1-0, min. 35: Iago Aspas; 2-0, min. 54: Iago Aspas; 2-1, min. 56: Banega; 2-2, min. 87 Konoplyanka.
Árbitro: Martínez Munuera (colegio valenciano). Mostró tarjetas amarillas a los locales Planas y Tucu Hernández; y a los visitantes Banega, Gameiro, N’Zonzi y Sergio Rico.
Incidencias: Encuentro correspondiente a la vuelta de las semifinales de la Copa del Rey disputado en el estadio de Balaídos ante 15.201 espectadores.