El partido prometía espectáculo y no defraudó. Lo que no se podía esperar la afición del Celta es que el primer gol llegase a los 21 segundos. El Rayo sacó de centro, Trashorras se hizo con el balón, abrió hacia Bueno y este vio la incorporación de Embarba por banda izquierda. El canterano rayista se inventó un magnífico centro que fue cabeceado por Manucho. Muchos aficionados celeste no habían entrado aún en Balaídos y el Celta estaba ya por detrás en el marcador. Y un par de minutos después Amaya pudo ampliar distancias, pero Sergio sacó su testarazo.
Esta salida en tromba del Rayo no desconcertó al Celta, que acto seguido se sacudió el dominio del rival y se hizo con el balón. El peligro se trasladó de una portería a otra en cuestión de segundos y en el minuto 5 Larrivey hizo el tanto del empate. Nolito recibió un balón prácticamente en línea de fondo, se internó en el área lanzándole un magnífico caño a Amaya y envió el pase atrás para que Larrivey solo tuviese que empujar. El argentino, en señal de respeto a su ex equipo, no celebró el tanto.
Esta rápida respuesta celeste borró al Rayo del campo. La arriesgada apuesta de Paco Jémez, que salió con tres atrás, se estaba convirtiendo ya en temeraria. El Celta tocaba y mandaba. El conjunto madrileño ni olía el esférico y sufría mucho atrás. Nolito se estaba poniendo las botas. Sin un lateral que lo cubriese, el gaditano se movía a sus anchas por la banda izquierda del ataque céltico. Así, en el 19, tras una buena acción individual, envió el pase de la muerte al área, pero no encontró rematador. Fue el anticipo del segundo tanto. En el 20, Nolito recibió en la frontal del área y con espacio y tiempo para pensar se sacó de la chistera un estupendo pase que dejó solo a Santi Mina. El canterano, con una sangre fría más propia de un delantero veterano, batió a Toño por bajo.
Doble cambio del Rayo
El Celta se estaba gustando. Nolito era el amo del partido. Paco Jémez, que es valiente pero no ciego, trató de arreglar el desaguisado deshaciendo su planteamiento inicial para dar entrada en el campo a dos laterales, Nacho y Tito. Era el minuto 26 y al técnico rayista no le tembló el pulso para realizar un doble cambio.
Pero el vendaval ya no se podía detener. Jémez había jugado con fuego y acabaría siendo abrasado. Solo diez minutos de su doble cambio, llegó el tercer tanto celeste. El Celta robó el balón tras un saque de puerta de Toño y tras una jugada combinativa, Nolito disparó a puerta. Toño dejó el balón muerto y Larrivey empujó a gol.
Los de Berizzo estaban dispuestos a abusar de un rival totalmente muerto porque tres minutos después, una genialidad de Krohn-Dehli dentro del área permitió que el esférico le llegase de nuevo a Mina, que haría su segundo tanto.
El Rayo se convirtió en estos últimos minutos de la primera mitad en el saco de boxeo del Celta, que no dejó de golpear a pesar de lo abultado del marcador. Y tampoco lo hizo tras el descanso. Los vigueses querían más y los madrileños no sabían como pararlos. Nolito tuvo una oportunidad inmejorable nada más comenzar la segunda mitad, pero su vaselina se marchó un poco alta.
La noche de Mina
El que tenía el punto de mira perfectamente ajustado era Santi Mina, que acabaría firmando un partido histórico. En el 49, recibió un centro de Orellana para hacer de cabeza, con un testarazo picado y pegado al palo, el quinto gol del Celta y el tercero para su cuenta. Pocos segundos después, Larrivey pudo ampliar la cuenta, pero falló un mano a mano ante Toño. Pero, como ya hemos dicho, el que no estaba dispuesto a perdonar era Santi Mina. Solo cinco minutos después, el canterano volvió a golpear. Recibió un pase de Nolito -esta era la tercera asistencia de gol del gaditano en el partido- dribló a Toño e hizo su cuarto tanto. Histórico. Mina es el jugador más joven que anota un ‘póker’ en 80 años en Primera División.
El Celta ganaba 6-1, pero no aflojó todavía el ritmo. De hecho, Nolito, tras una gran jugada individual, mandó el balón al palo cuando ya todo Balaídos estaba ya listo para cantar el séptimo tanto. Larrivey tampoco estuvo atinado para convertir en gol el rechace.
Balaídos hacia la ola y entonaba La Rianxeira. La afición sabía que en esta noche del sábado se iba a divertir, pero seguro que no intuía que iba a gozar de la manera que los estaba haciendo. Berizzo decidió sustituir a Santi Mina, el héroe del encuentro, que se marchó del campo entre una atronadora ovación. No era para menos.
En los últimos minutos, lógicamente, el Celta bajó el ritmo. Con seis ya parecía suficiente.
Ficha:
Celta: Sergio; Hugo Mallo, Cabral, Fontás, Jonny; Krohn-Dehli, Augusto Fernández (Álex López, min. 61); Santi Mina (Bongonda, min. 70), Orellana, Noito; y Larrivey (Charles, min. 74).
Rayo: Toño; Amaya, Zé Castro, Abdoulaye (Nacho, min. 26); Kakuta (Miku, min. 73), Trashorras, Jozabed, Embarba; Licá (Tito, min. 26), Bueno y Manucho.
Goles: 0-1, min. 1: Manucho; 1-1, min. 5: Larrivey; 2-1, min. 20: Santi Mina; 3-1, min. 36: Larrivey; 4-1, min. 39: Santi Mina; 5-1, min. 49: Santi Mina; 6-1, min. 55: Santi Mina.
Árbitro: Clos Gómez (colegio aragonés). Mostró tarjeta amarilla a los locales Augusto Fernández; y a los visitantes Trashorras.
Incidencias: Encuentro correspondiente a la jornada 31 de Primera División disputado en el estadio de Balaídos ante 16.633 espectadores.