Abel Caballero no estará presente en el acto de inauguración de la nueva ciudad deportiva del Celta, que reunirá este sábado a medio centenar de personas, entre representantes del club, el celtismo, el mundo del fútbol y la política local y autonómica. La entidad viguesa no ha invitado al máximo representante de la ciudad en la que está radicada desde hace 97 años, tal y como ha confesado este jueves el propio alcalde.
“Tampoco esperaba otra cosa”, ha declarado el regidor olívico, abiertamente enemistado con el presidente céltico, Carlos Mouriño. Así, el protocolo y la cortesía institucional no han conseguido imponerse por encima de los enfrentamientos continuos. La última vez que coincidieron ambos mandatarios fue a mediados de septiembre con motivo del incendio registrado en la sede de la calle Príncipe. Tras obtener la información de los bomberos sobre lo ocurrido, Caballero se reunió con Mouriño y el director general, Antonio Chaves, para ponerles en situación.
El alcalde ha desvelado que el Celta no ha contactado con él para informarle de la inauguración de este sábado tras informar de que el Gobierno local ha aprobado el contrato necesario para coordinar la seguridad de la obra de la grada de Marcador, en el estadio de Balaídos. El presupuesto de licitación de este concurso público asciende a 144.000 euros. Caballero no se ha querido mojar a la hora de poner fecha al inicio de las obras. Prefiere “esperar a que se adjudique” este último contrato, previo al comienzo de los trabajos.