El Celta de Vigo no ha empezado bien el 2020 y, por si hubiera alguna duda, ha quedado claro que tendrá que sufrir dedo diciendo para lograr la permanencia en Primera.
En Liga, el equipo sigue sin carburar pese a contar con una de las plantillas de más calidad de la competición y cierra enero en zona de descenso. Pero aún puede aprovechar el codigo de bono para william hill. Si esta mala situación en el campeonato doméstico se suma la eliminación en Copa del Rey a manos de un Segunda, el Mirandés, que priva a los celtiñas de pelear por una competición que con el nuevo formato ha ganado en espectáculo y en opciones para los más humildes.
El club de Balaídos se ha visto obligado a reforzarse tras la venta de Lobotka al Nápoles en una operación que se ha tasado en 20 millones de euros más variables, lo que significa el traspaso más caro de la historia de la entidad celeste. La dirección deportiva ha apostado por el croata Filip Bradaric, subcampeón del mundo con Croacia, que llega en calidad de cedido procedente del Cagliari italiano. El objetivo de su incorporación es que haga olvidar el papel que realizaba Lobotka en el centro del campo. Además, el equipo celeste se ha reforzado con un jugador de corte conservador, el central Jeison Murillo, que regresa a la Liga para ayudar a mejorar los guarismos defensivos del Celta.
Pero el principal problema del equipo que ahora dirige Óscar García está en la línea de ataque. Pese a disponer de futbolistas del nivel de Rafinha, Denis Suárez, Santi Mina o Iago Aspas, el Celta es uno de los equipos menos goleadores de la categoría con un promedio que se sitúa en torno a 0,80 tantos por partido. Este pobre bagaje ofensivo, sumado a problemas en defensa, hace que el conjunto vigués vuelvo a vivir otro curso más en la zona baja de Primera. El objetivo para mejorar la capacidad goleadora es el jugador del Real Betis, Cristian Tello, que no cuenta con la confianza de Rubí en el Benito Villamarín y que vería con buenos ojos su salida hacia Vigo. Para revertir los malos números en ataque, no solo hacen falta refuerzos, pues además es necesario que surja con fuerza, como ya hiciera el curso pasado, la figura de Iago Aspas.
Calendario caprichoso
Las aspiraciones del Celta para conseguir la permanencia en Primera División pasan por sumar al menos 25 puntos en la segunda vuelta, lo que significaría aumentar de forma considerable el rendimiento de los resultados en más de un sesenta por ciento. El calendario que se representa por delante no es propicio para lograr este objetivo, pues en una buena parte de los encuentros que disputará como local se mide a rivales de la zona alta y ante la mayoría de equipos que pelean por evitar el descenso se enfrentará a domicilio. Villarreal, Sevilla, FC Barcelona y Atlético de Madrid tienen que visitar Balaídos. Respecto a sus rivales directos, Alavés y Leganés también deben visitar el feudo celtiña. El duelo frente al conjunto pepinero se presenta clave, al igual que las visitas a Mallorca, Cornellá y Valladolid.