Por eso todavía no se ha activado su creación y sus primeros pasos están “totalmente” ligados a la ciudad deportiva de Mos. Pero no para que las jugadoras entrenen en las nuevas instalaciones, sino para que ‘tomen’ A Madroa. Según los actuales planes del club, allí echará raíces el nuevo equipo celeste, una vez que vayan quedando disponibles campos y vestuarios.
Los primeros en irse, a principios de 2019 según los plazos ofrecidos por la entidad olívica, serán la primera plantilla y el filial. El resto tendrá que esperar más tiempo y no se sabe exactamente cuánto, por lo que tampoco hay fecha exacta para la implantación de la división femenina.
Lo que sí tiene claro el Celta son dos cosas. Por un lado, el equipo, siguiendo con la filosofía del club, será de base, es decir, con categorías inferiores y cantera. Por otro, se formará por iniciativa propia y no a raíz de acuerdos con otras entidades de la ciudad.
Inviable ahora mismo
Mouriño, durante la comparecencia pública que ofreció este jueves, dejó claro que en las circunstancias actuales es imposible aumentar el número de conjuntos. En esa rueda de prensa contó una anécdota surgida esta semana en A Madroa, donde cuatro equipos de la cantera tuvieron que entrenar en el mismo terreno de juego al estar disputándose un partido del juvenil. “Nos daba hasta vergüenza con los padres”, confesó.
Por ello, lanzó varias preguntas y una aseveración. “Las niñas tendrían que tener, como es lógico, sus vestuarios aparte. ¿Dónde las metemos? ¿Qué hacemos? ¿Una cosa mal hecha? Lo que os puedo asegurar es que tendremos en las mismas condiciones a los niños y a las niñas el día que tengamos el equipo femenino”, anunció.