En primer lugar, la edil socialista quiso dejar claro que sus pegas parten única y exclusivamente de un criterio técnico y no tienen tintes políticos. “Es un informe estrictamente técnico firmado por técnicos municipales que actúan con autonomía por la defensa de los intereses municipales. Por tanto, nada que ver con un informe político”, defendió.
Según los funcionarios del Concello, existen asuntos “que no se ajustan a derecho” y que perjudican a Vigo, a sus infraestructuras, a sus servicios y a su comercio, además de “invadir competencias” y “usar recursos” de la ciudad sin que esta reciba una contrapartida. “Los técnicos entienden que daña a la ciudad”, sostuvo Caride en referencia a la inclusión del proyecto del Celta en el nuevo planeamiento urbanístico de Mos.
La edil incluso mantuvo que su postura se debe a una cuestión de “lealtad institucional” hacia Mos, el Celta e incluso la Xunta de Galicia. “En el primer momento en que el Concello tiene constancia, advertimos de los problemas que encontramos para que esos problemas sean resueltos, para que nos podamos relacionar con el Celta con la mayor lealtad posible”, aseveró.
Así, la concejala pidió dejar de lado “debates estériles” y trabajar de la mano para alcanzar una solución. De hecho, no intentó convencer al club para que deje de lado sus actuales planes. “El Celta tiene tendida la mano del Concello para hacer esas inversiones en nuestra ciudad pero también donde él decida”, advirtió. “Si lo decide hacer en Mos no pondremos ninguna pega siempre y cuando no invada las competencias ni genere perjuicios a Vigo”, añadió la concejala.
“Tenemos la mano tendida para solventar todas las cuestiones donde existan discrepancias de opinión y donde se puedan resolver problemas de legalidad”, insistió al término de la rueda de prensa que ofreció tras la comparecencia de Mouriño.