Eduardo Berizzo, consciente de la trascendencia del partido, salió con todo. Dispuso una alineación tremendamente ofensiva, un 4-2-3-1, en el que Radoja no tuvo sitio, ya que Augusto y Krohn-Dehli formaron el doble pivote. Santi Mina, por la derecha -Orellana pasó a la mediapunta- fue la gran novedad en ataque.
Esta nueva cara más ofensiva le sentó bien al Celta, que salió a tumba abierta. Sus seis disparos a puerta en los primeros diez minutos así lo atestiguaron. Pero esta apuesta también conllevaba sus riesgos y la primera ocasión clara fue del Córdoba. En el minuto 2, Nabil Ghilas -hermano menor del ex céltico Kamel Ghilas- le ganó la partida a Planas y envió el balón al corazón del área. Allí Heldon, último fichaje de los andaluces, remató de tacón. Sergio, atento, logró despejar este plástico disparo.
Este pequeño susto no cercenó el ánimo del Celta, que en estos primeros minutos buscó el gol con ahínco. Primero, un disparo de Santi Mina, tras un centro de Nolito, se marchó muy cerca del palo. A continuación, Orellana se marcó un ‘slalom’, llegó hasta línea de fondo y envió el pase atrás. Larrivey disparó muy centrado y el balón llegó mansamente a las manos de Juan Carlos.
El asedio era constante. Augusto, inmenso, se había adueñado del centro del campo, Santi Mina era un puñal por la derecha y Orellana estaba volviendo loca a la zaga cordobesista desplegando su amplio abanico de virguerías. Las ocasiones se sucedían. En el minuto 9, Mina superó por enésima ocasión a Edimar y obligó a Juan Carlos a emplearse a fondo. Acto seguido, un disparo de Krohn-Dehli desde fuera del área fuera por poco tras pegar el balón en un rival. En el córner posterior, Fontás, de cabeza, también estuvo a punto de marcar.
El esfuerzo que realizó el Celta en este primer cuarto de hora fue inmenso y no tuvo premio alguno. Un equipo en una situación como la que están atravesando los celestes suele pagar estos esfuerzos baldíos, pero al Celta todavía le quedaba energía en esta primera. Tras unos minutos en el que hizo acopio de fuerzas, volvió a la carga pasada la media hora. Un disparo seco de Bebé que rechazó Sergio sirvió de despertador para los vigueses, que redoblaron el asedio a la portería rival en los últimos diez minutos de la primera mitad. En el 36, llegó una acción polémica. El cordobesista Gunino derribó a Nolito dentro del área. Teixeira Vitienes, a pesar de que el penalti parecía claro, no pitó nada.
Larrivey, en este último tramo, demostró que ha perdido su estrella al desaprovechar dos buenas ocasiones que le brindó Krohn-Dehli. Primero, mandó un cabezazo a las manos del portero tras un centro del danés. Después, ya en el descuento, volvió a dar muchas facilidades a Juan Carlos en un mano a mano que llegó producto de una contra iniciada por su compañero.
Tras esta primera mitad, en circunstancias normales se podría afirmar que el Celta tenía el partido controlado y que los goles llegarían en la segunda. Pero la dinámica del equipo vigués invitaba a ser precavido. Este guión ya se había visto más de una vez en Balaídos y el final no había sido feliz hasta ahora.
Los célticos iniciaron la segunda mitad como habían concluido la primera, dominando. El miedo parecía no atenazar las piernas de los celestes. Nolito, con un gran gol, despejó todas las dudas a los diez minutos. Orellana dejó pasar el balón en la frontal y Orellana, casi desde la esquina del área, mandó el balón a la escuadra contraria. Por fin todo el esfuerzo alcanzaba recompensa.
Lo peor es que quedaba aún mucho partido por delante. El Celta parecía abocado a sufrir y el Córdoba se estiró. Berizzo reaccionó mucho más rápido que en anteriores partidos y movió el banquillo para fortalecer el centro del campo. Frenó un tanto el impulso del conjunto andaluz.
En el minuto 80, se produjo la escena más surrealista que se recuerda en mucho tiempo en Balaídos. Teixeira Vitienes señaló una falta por juego peligroso de Rossi, pero unos segundos después, tras una extraña conversación con el juez de línea -que también había señalado falta a favor del Celta-, cambió su decisión y decretó penalti de Planas al jugador cordobesista. La decisión indignó a los jugadores del Celta, que rodearon al árbitro, e incluso Berizzo abandonó el banquillo y entró en el campo para protestar. Un lío monumental. Teixeira, tras unos minutos de incertidumbre, decidió cambiar de nuevo su decisión y acabó señalando de nuevo fue falta a favor del Celta. Un auténtico esperpento, aunque con final feliz para los celestes.
Esta acción marcó los últimos minutos de partido. El Córdoba apenas inquietó a Sergio y Larrivey incluso dispuso de una ocasión para sentenciar. Al final, una victoria que aumenta el crédito de Berizzo.
Celta: Sergio; Sergi Gómez, Cabral, Fontás, Planas; Augusto Fernández (‘Tucu’ Hernández, min. 89), Krohn-Dehli; Santi Mina (Álex López, min. 67), Orellana (Radoja, min 78), Nolito; y Larrivey.
Córdoba: Juan Carlos; Gunino, Crespo, Pantic, Edimar; Bebé, Rossi, Deivid (Borja García, min. 78), Ghilas; Heldon (Abel, min. 46) y Florin.
Gol: 1-0, min. 55: Nolito.
Árbitro: José Antonio Teixeira Vitienes (colegio cántabro). Mostró tarjeta amarilla a los jugadores del Celta Santi Mina y Orellana; y a los del Córdoba Bebé y Heldón. Expulsó a Berizzo en el minuto 82.
Incidencias: Encuentro correspondiente a la 21ª jornada de Primera División disputado en el estadio de Balaídos ante 15.502 espectadores.