Ante el equipo que, probablamente, es el mejor de Europa en labores defensivas, el Eduardo Berizzo innovó en su propia formación para intentar hacer daño a su oponente y lo consiguió desde la defensa o, mejor expresado, desde el planteamiento táctico defensivo en todo el campo. Sorprendió al Atlético y prácticamente eliminó los balones largos que tanto daño le hicieron unos días antes en el partido de Primera División.
La clave, ensayada el fin de semana y ejecutada ayer, fue la acumulación de futbolistas en la medular. El Atlético de Madrid carece de extremos clásicos y ataca de una forma directa y veloz en la que intenta aprovechar las llegadas de segunda línea y trata de explotar los espacios del rival. Trata de evitar el orden y la colocación para disponer de espacios y resolver rápido. Esto sucedió en el partido liguero y sufrió mucho el Celta con las continúas llegadas de Griezmann y Vietto. El míércoles, Berizzo optó por estrechar al equipo al enviar Iago Aspas al costado de Nolito y a Orellana en la otra banda. Los dos jugadores se intercambiaban y se cerraban hacia el centro. Ahí ya se ponía presión sobre Augusto Fernández y la salida de balón por el centro.
A este detalla, Berizzo añadió la colocación de tres mediocentros con Radoja, Wass y Pablo Hernández. Especialmente el de Tucumán se encargó de dificultar mucho los pases en largo del conjunto madrileño. Cada vez que alguno de los jugadores de la medular del Atlético intentaba recibir para realizar un desplazamiento largo o de media distancia tenía uno o dos futbolistas del Celta encima. Los pupilos de Berizzo tenían una doble misión. En primer lugar, evitaron los desplazamientos cómodos y, por consiguiente, la precisión en los mismos hacia la zona de ataque, especialmente hacia Jackson. En segundo lugar, los vigueses llegaron a robar el balón para obligar a defender al Atlético con algo de desorden. Es decir, buscar la fórmula de hacer daño a un equipo extraordinariamente bueno sin el esférico.
Durante muchos minutos, el planteamiento táctico vigués dio sus frutos porque el Celta llegó a encarar varias jugadoras con espacio tras realizar el robo del esférico en las inmediaciones del círculo central. Especialmente claras fueron en la primera mitad y faltó el acierto en el remate. Iago Aspas, Guidetti y Pablo Hernández dispusieron de opciones claras en el área. No obstante, la disposición de los jugadores vigueses y un cierto colapso de la medular, sirvió para limitar de forma notable el caudal ofensivo del cuadro rojiblanco y, especialmente, de Griezmann. El francés es el futbolista de referencia ‘colchonero’ y, como se vio en liga, aprovecha a la perfección el espacio que queda entre la defensa y el centro del campo del oponente en las transiciones rápidas del Atlético. El atacante parte desde cualquier zona del ataque para recibir detrás del delantero, bien de forma directa, bien en segunda jugada. El míércoles el Celta limitó mucho este espacio y también logró reducir los desplazamientos claros de 30 y 40 metros del Atlético. En consecuencia, el ataque de los pupilos de Simeone se resintió de forma notable.
Juego aéreo y Filipe Luis
El Celta intentará repetir muchas de estas situaciones en el encuentro de vuelta en el Vicente Calderón. También es necesario apuntar que el Atlético se mostró en Balaídos menos acertado de lo habitual en las jugadas a balón parado y encontró cierta salida de balón por el lateral de Filipe Luis. El brasileño causó muchos problemas a los célticos, especialmente tras el descanso. Soluciones que también buscó ‘Cholo’ Simeone tras evaluar los problemas de su equipo en Balaídos. Volver a sorprender a la formación ‘colchonera’ no será fácil porque ahora estará prevenida. El gran hándicap del Celta es no haber podido aprovechar su buen partido para marcar. Y es que tras dominar muchas de las facetas del juego, el enfrentamiento quedó en empate sin goles. Lo que también muestra la dificultad del rival, que es capaz de no perder, a pesar de verse superado en muchos momentos.