Paco Herrera regresa a Vigo al mando de la UD Las Palmas. El entrenador más veterano de Primera consiguió hace unos meses un agónico ascenso que le permite vivir una nueva experiencia en la máxima categoría a una edad a la que la mayoría de sus colegas están ya jubilados. Como el de la pasada temporada en Copa, será un reencuentro entrañable. Pero el de esta campaña tendrá un nuevo invitado, Iago Aspas, que este verano regresó a su casa tras su infructuoso paso por Liverpool y Sevilla.
Como ya hemos dicho, Paco Herrera ha sido el entrenador que mejor rendimiento ha sacado de Aspas y el que cambió su carrera. El técnico extremeño llegó a Vigo en verano de 2010, poco más de un año después de que Iago Aspas se convirtiese en el ídolo del celtismo con sus dos goles salvadores ante el Alavés. El moañés venía de completar una temporada mediocre a las órdenes de Eusebio. No encontraba su sitio en el campo ni la continuidad para desplegar toda su magia. En la primera campaña con Herrera, su situación no cambió. Incluso fue a peor, ya que pasó de jugar 26 partidos como titular con Eusebio a hacerlo en 9 con Herrera. El técnico ya trató de inculcarle que debía jugar más cerca de portería y se convirtió en un recambio habitual para David Rodríguez, por entonces el goleador del equipo, pero la idea no acababa de cuajar. Ante el Granada, en el partido de vuelta de la eliminatoria del ‘play-off’ de ascenso, Herrera decidió dar galones a Aspas. El encuentro finalizó de forma trágica, con el Celta eliminado en los penaltis y sin que el canterano pudiese brillar ante una afición local hostil que lo convirtió en su enemigo número uno tras un desafortunado encontronazo en la ida con el meta Roberto.
Pero todo cambió en el verano de 2011. El Celta se había quedado a las puertas del ascenso y Herrera decidió que había que cambiar de estrategia, buscar un nuevo estilo de juego para esta nueva intentona para regresar a Primera. Y decidió que Aspas fuese la piedra angular de este nuevo proyecto. Durante la pretemporada le convenció de que tenía que cambiar su juego, que debía vivir para el gol, que jugando tan lejos de la portería como lo había hecho toda su vida su talento se estaba desperdiciando. El morracense tomó nota de estos consejos y se convirtió en un delantero letal. Hizo 23 goles y guió al Celta hacia Primera tras un lustro de penurias en Segunda.
Ya en la máxima categoría, el idilio entre Herrera y Aspas continuó durante unos meses. El moañés se estaba convirtiendo en una de las revelaciones de Primera y en la gran esperanza celeste para conseguir la permanencia. Todo se truncó en el mes de enero de 2013. El móvil de Iago no dejaba de sonar. Llegaban ofertas de toda España y de media Inglaterra. Herrera veía a su perla descentrada y no dudó a la hora de proclamarlo a los cuatro vientos. El clima se enrareció, el equipo bajó su rendimiento y Herrera acabó siendo destituido. Aspas, por su parte, seguía siendo el clavo ardiendo al que se agarraba el Celta. Y llegó la debacle de Riazor: la provocación de Marchena, la reacción infantil del moañés y los cuatro partidos de sanción. Aun así, Iago volvió para formar parte de la cofradía del 4% y conseguir una salvación imposible.
Aspas hizo las maletas ese verano para irse al Liverpool. El Celta ingresó 9 millones de euros y se quedó huérfano de ídolos. Herrera, por su parte, inició la siguiente temporada una experiencia poco satisfactoria en el Zaragoza, equipo en el que también acabaría siendo destituido. El pasado verano, Aspas volvió a España para jugar en el Sevilla y Herrera fichó por la UD Las Palmas, a la que ha conseguido ascender a Primera tras el trago amargo del año anterior, en el que a los isleños se les escapó el sueño en uno de los finales de partido más extraños que se recuerdan.
Herrera declaró este lunes en Radio Marca Vigo que tanto el Celta como Aspas han tomado la decisión acertada al reencontrarse esta temporada. «Ha sido otro acierto más del Celta. Hay jugadores que están destinados a un club. Es el mismo caso de Jonathan Viera aquí en Las Palmas. Solo puede crecer aquí porque es su club y su ciudad. Iago es tan de Vigo y tan del club, que este es el sitio donde se encuentra a sí mismo y donde vuelve a aparecer toda la magia que tiene«, explicó el técnico.
Este domingo, maestro y alumno volverán a verse las caras dos años y medio después de que sus caminos se separasen. Iago ha vuelto a casa para quedarse y Paco Herrera estará este fin de semana en el que también sigue considerando su hogar.