Desde primera hora se formó una larga hilera para hacerse con las localidades debido a la fuerte demanda registrada. La forma de venta, en las taquillas y con un máximo de dos por persona, enfadó a numerosos aficionados, especialmente los que no residen de Vigo porque le resultaba imposible acudir hasta la ciudad para hacerse con un billete.
Algunos de los seguidores celestes que se hicieron con una entrada para el derbi reconocieron que estuvieron en la cola por un período de dos horas y, además, desconocían el medio de transporte que utilizarían para ir a Riazor. Con la entrada en mano, un aficionado indicaba que estaba anotado en uno de los autobuses, pero que finalmente fue anulado por el sistema de venta y la alternativa del tren era inviable por la hora del encuentro (22:05). En los próximos días, al igual que otros muchos, tendrá que buscar la mejor alternativa.
En definitiva, las 630 entradas se agotaron en un día y con un cabreo general en los aficionados, especialmente en lo que no residen en la ciudad. Pepe Méndez, presidente de la Federación de Peñas del Celta, indicó que «la forma de venta provocó muchos problemas. Hay tan pocas entradas porque Balaídos tiene una grada en obras y para el partido de vuelta no hay donde ubicar a los seguidores de A Coruña. Nosotros trasladamos las reivindicaciones al club y poco más podemos hacer».