Cartas descubiertas
Eduardo Berizzo ha recalcado después de los últimos sinsabores ligueros que cada uno de ellos ha tenido su parte de injusticia. Si bien estas afirmaciones pueden ser en parte lógicas, también cabe reconocer que aunque el conjunto vigués tenga durante cada partido la mano ganadora, juega con las cartas descubiertas. Con la fórmula de Berizzo, el Celta domina a su rival, pasa la mayor parte del partido en campo contrario y sus rivales apenas pisan el área de Sergio. El problema surge cuando todos estos elementos no sirven para ganar partidos. El sistema no funciona porque el equipo es previsible. Los últimos rivales que han visitado Balaídos se han encontrado cómodos encerrados en su campo y saliendo a la contra ya que al Celta, cuando ataca, se le ve venir desde lejos. En la noche de ayer ante el Almería, los olívicos no pudieron superar el espesor defensivo de los andaluces por culpa de su propio espesor mental.
El Celta, a rebufo y con motor diesel
Tomer Hemed marcó ayer el gol del Almería en el minuto 16 de partido, con lo que el Celta -descuento incluido- tuvo 79 minutos para darle la vuelta a la tortilla. Pero esto resultó imposible porque el equipo no cambió el chip. A rebufo en el marcador, el Celta mantuvo el motor en modo diesel y así no hubo manera. Ningún jugador dio un paso adelante para liderar a los demás en la búsqueda de la victoria. Desde el banquillo, todos los cambios fueron encaminados a mantener el mismo esquema de principio a fin. Álex entró por Radoja, Nolito por Mina y Larrivey por Charles. Tan solo se produjeron dos tímidos arreos. El primero tras la falta que Orellana estrelló en el palo y el segundo con la entrada de Nolito. Pero estas inyecciones de gasolina fueron insuficientes para meter el turbo y rescatar algo positivo.
Colgar balones como único recurso
El Celta se pasó todo el encuentro colgando balones al corazón del área como único recurso. No hubo verticalidad ni se imprimió velocidad a las posesiones celestes, tal y como se hizo ante Las Palmas el pasado martes en Copa. Todas las jugadas, o terminaban con un centro que no encontraba rematador, o morían en las bandas. Independientemente de que el Almería estuviese bien pertrechado por el centro, nunca se trató de sorprender con una diagonal o con una pared. El Celta ayer tuvo el encefalograma plano. Centrar, centrar y centrar. Extremos, centrocampistas y laterales no propusieron otra cosa. Buscar posiciones laterales para ponerle balones a un Charles que se encontró demasiado solo entre los centrales almerienses.
Alguien no está haciendo los deberes en A Madroa
Un equipo del estilo del Celta no puede permitirse desperdiciar de la manera que lo hace las jugadas de estrategia. Eduardo Berizzo debería ser consciente de que si a sus jugadores les falta gol y aun por encima los rivales vienen a Balaídos a colgarse del larguero en busca del cero a cero, no se puede obviar el balón parado como recurso ofensivo. Los celestes ayer botaron la friolera de dieciséis saques de esquina que no sirvieron para nada. Más de la mitad de los lanzamientos o se quedaron cortos o fueron demasiado bombeados. Para colmo de males, si no se terminan las jugadas el contrario te sorprende al contragolpe. Así, de un córner a favor del Celta nació el gol del Almería. Además, este no es un problema aislado del choque de anoche. En lo que va de temporada el equipo de Berizzo ha lanzado 118 saques de esquina, de los cuales solo ha acabado en gol uno en el derbi ante el Deportivo. Por lo tanto no es extraño preguntarse qué está pasando en A Madroa durante la semana. ¿No se entrenan las jugadas de estrategia? Y es que no se entiende como puede suceder esto con buenos lanzadores y con cuatro jugadores por encima de los 185 cm. de estatura: Fontás, Larrivey, Radoja y Pablo Hernández; a los que se suma Cabral con sus 1,84 metros. Cinco gigantones que solo han marcado un gol de 118 intentos. Alguien no está haciendo sus deberes.
Lo mejor: Cabral y el parón navideño
Dos aspectos pueden destacarse en positivo del partido de ayer. El primero es el estado de forma de Gustavo Cabral. El argentino jugó frente al Almería a un gran nivel. Seguro por alto, rápido al corte y providencial en el uno contra uno. El central celeste rebañó un par de balones clave a los atacantes andaluces cuando se disponían a finalizar jugadas a la contra. El segundo aspecto positivo son las vacaciones navideñas. Los jugadores celestes tendrán un tiempo para hacer borrón y cuenta nueva y volver al trabajo con las pilas cargadas. Anoche el equipo no estuvo fresco. Pesan en las piernas los minutos acumulados en este último tramo del 2014. Cinco jugadores repitieron titularidad respecto al partido de Copa del martes y debido a los excesos Nolito y Larrivey, dos fijos en el once, tuvieron que salir desde el banquillo. El Celta necesita esta Navidad. Descanso físico y mental para volver por la senda del gol y de la victoria, porque los celestes se han adentrado en la peor racha histórica sin marcar, acumulan cinco partidos sin ganar y en Balaídos solo han logrado un punto de los últimos nueve posibles frente a rivales directos por la permanencia (Granada, Eibar y Almería).