El Celta despide el 2021 instalado en la zona media de la clasificación y con cinco puntos de ventaja sobre la zona de descenso, una tranquilidad que en Balaídos no se vivía desde la época del argentino Eduardo “Toto” Berizzo. Ha sido su amigo y compatriota Eduardo “Chacho” Coudet, a quien el entrenador del último “EuroCelta” animó en noviembre de 2020 a asumir las riendas de un equipo que era colista de LaLiga, el hombre que ha devuelto la ilusión al celtismo.
El exentrenador del Internacional de PortoAlegre, que había vestido la camiseta del Celta como jugador, trajo al fútbol español un sistema desconocido, con un único pivote -la mayoría de las veces el internacional peruano Renato Tapia-, tres volantes y dos delanteros.
Esa arriesgada apuesta futbolística no tardó en tener su recompensa. El Celta pasó de ser colista a llegar al tramo final del anterior campeonato con opciones de conseguir un billete para Europa. No lo consiguió, pero el celtismo evitó el sufrimiento de los dos años anteriores, cuando se había salvado en la última jornada.
Ese espectacular rendimiento de su equipo le valió la renovación hasta el 2024, además de que la dirección deportiva le concediese plenos poderes en la configuración de la plantilla, algo que ni Fran Escribá ni Óscar García Junyent habían conseguido.
En Balaídos aterrizaron tres peticiones personales de Coudet -el portero Matías Dituro, el extremo Franco Cervi y el delantero brasileño Thiago Galhardo-, que se unieron a Augusto Solari, al que ya había reclutado en el mes de enero.
El inicio del curso 2021-22, no obstante, no fue el esperado y el Celta regresó a la zona de descenso a las primeras de cambio. Por medio, surgió el cisma entre Denis Suárez y los propietarios del club por la marcha del joven Bryan Bugarín al Real Madrid. A pesar de todo, nadie se puso nervioso, y la confianza en Coudet siguió siendo ciega, tanto por parte de los aficionados como de los dirigentes.
El Celta ha retomado el vuelo en los dos últimos meses del año después de caer únicamente ante el Valencia en las últimas siete jornadas ligueras, y superar las eliminatorias de Copa ante el CD Ebro y Andorra. Encara ahora el nuevo año con la ilusión renovada, con Santi Mina desatado como goleador y Aspas reclamando de nuevo un puesto en la selección.
Enero se presenta como un mes decisivo para confirmar la candidatura a pelear por otra cosa que eludir el descenso. Luego está la Copa, el torneo en el que confía Coudet para hacer realidad su promesa de que Aspas levante un título.