Con la ilusión por bandera partieron los peñistas hacia la ciudad herculina, a los que se sumarán también los aficionados que han decidido viajar en coche particular. Lo hicieron custodiados por la Policía, que realizó cacheos aleatorios antes de que arrancasen los autobuses. Los aficionados celestes esperan que el dispositivo de seguridad, a pesar de que por primera vez en la historia el partido no ha sido declarado de alto riesgo, sea más efectivo que en derbis anteriores y no se produzcan incidentes a la llegada a la ciudad de A Coruña, como ocurrió en el derbi de 2011, cuando varios autobuses fueron apedreados.
Los celtistas que viajan a Riazor parten con la esperanza de ver ganar a su equipo en un estadio que no se le da nada bien al Celta en los últimos tiempos. Desde su esquina de la grada de Preferencia Lateral Superior, intentarán animar con todas sus fuerzas a los suyos para que se sientan un poco arropados en medio de un ambiente hostil. Está previsto que hagan su entrada en el estadio sobre las 20:00.
Todos los aficionados que han decidido desplazarse a Riazor tuvieron que facilitar sus datos personales cuando compraron sus entradas y también especificar qué medio de transporte unsarían para viajar hasta A Coruña. El nuevo reglamente relativo a la seguridad de la Liga de Fútbol Profesional así lo exige. No obstante, resulta un tanto incomprensible que ahora que se han endurecido tanto los requisitos para realizar este tipo de desplazamientos, la Comisión Nacional Antiviolencia no haya decidido declarar de alto riesgo el partido. Aun así, unos 300 efectivos de la Policía velan por la seguridad.