El 8 de mayo de 2004 se enfrentaban dos equipos con objetivos dispares. El Barcelona acumulaba 17 jornadas sin perder y apuraba sus últimas opciones de lograr el título de Liga en una temporada en la que completó una primera vuelta nefasta. El Celta, por su parte, estaba con el agua al cuello. La que debía ser una campaña feliz, se convirtió en una pesadilla. Tras muchos años intentándolo, por fin lograba jugar la Liga de Campeones. Pero estas glorias europeas vinieron acompañadas de penurias en la competición doméstica. Antes del inicio de la jornada 36, era penúltimo. Moncho Carnero y Rafa Sáez ocupaban el banquillo tras la destitución de Miguel Ángel Lotina y la posterior ‘espantada’ de Radomir Antic.
Pero aquel sábado hubo milagro en Balaídos y se alimentó el sueño de la permanencia. El Celta derrotó por la mínima al Barcelona (1-0), dejándolo sin prácticamente opciones de ganar una Liga que se llevaría el Valencia. Aquel equipo culé estaba viviendo una etapa de transición. Era la primera temporada de Rijkaard en el banquillo y su estrella era Ronaldinho. Era el germen del gran equipo que ganaría la segunda Copa de Europa blaugrana dos años después.
En aquella plantilla se encontraba un ya veterano Luis Enrique, que se acostumbró esa temporada a ocupar un sitio en el banquillo. Y lo mismo ocurrió aquel día en Balaídos. El asturiano entró en el campo en el minuto 80 en sustitución de Xavi Hernández y no pudo cambiar el curso de un partido que se decidió al filo del descanso gracias a un gol del brasileño Edu. El Celta incluso pudo ganar por más de un tanto, pero Víctor Valdés detuvo un penalti a Luccin en la segunda mitad.
El Celta, por tanto, le amargó sus últimos días como futbolista a Luis Enrique. Por desgracia, esta victoria de prestigio no fue suficiente para salvar la categoría. Una semana después, los celestes cayeron estrepitosamente en Riazor (3-0) y el descenso se consumó tras perder en la última jornada ante el Mallorca en Balaídos (1-2).
Este agridulce precedente supuso la última victoria del Celta ante el Barcelona como local. En las seis visitas siguientes, los catalanes se llevaron un empate y cinco triunfos. El último de ellos, la pasada temporada con Luis Enrique ya como entrenador blaugrana. Los visitantes ganaron por la mínima gracias a un gol de Mathieu en un partido en el que el Celta mereció mayor premio.
Este miércoles, Luis Enrique vuelve a Balaídos y será recibido con mucho cariño por la afición celeste. Posiblemente, al entrenador asturiano se le pasarán por la cabeza muchos recuerdos y quizás el de su última derrota como futbolista no sea uno de ellos. No obstante, tal vez el Celta le obligue a rememorar aquellas sensaciones que vivió aquel ya lejano 8 de mayo de 2004 cuando el árbitro pite el final del encuentro.