En dos discursos breves y concisos el capitán del Celta, Augusto Fernández, y el entrenador, Eduardo Berizzo, agradecieron a la afición su apoyo incondicional («no solo en los buenos momentos», recordó Augusto) y prometieron nuevas alegrías en este curso que está a punto de empezar. Por su parte,Carlos Mouriño destacó la absoluta comunión entre grada y equipo: «Crecemos juntos. No podemos separarnos. Todos a una impulsando al equipo». Además, añadió que «tengo que dar las gracias a los nuevos jugadores por elegir venir al Celta y a los que ya estaban aquí por sentirse como en su casa». El presidente volvió a reiterar que la cantera es el mayor orgullo del club y cerró su discurso con un emotivo «seguimos creciendo juntos. Como siempre y por siempre, ¡Hala Celta!».
Los jugadores de la primera plantilla salieron uno a uno al terreno de juego, incluido Yelko Pino, que no fue convocado para este encuentro, y Gustavo Cabral, que causó baja de última hora para el partido por el fallecimiento de un familiar. Tras este acto, se guardó un sentido minuto de silencio en memoria del piloto Dani Rivas y del ya mencionado familiar del central celeste.
Una vez comenzado el encuentro, el gran protagonista fue Nolito. Los rumores sobre su posible marcha al Barcelona no cesan y este viernes se le veía con muchas ganas de agradar. Completó un gran partido y buscó el gol sin descanso. No lo encontró, pero el cariño de la grada lo compensó. Los casi 10.000 aficionados que se dieron cita en Balaídos corearon en más de una ocasión el «Nolito quédate».
En la segunda parte el protagonismo se lo llevó John Guidetti. El sueco no decepciona. Este viernes volvió a marcar a los pocos segundos de entrar en el terreno de juego. Pero incluso le dio tiempo a fallar un tanto antes de hacer el cuarto de la cuenta del Celta. Llleva el gol en las venas. El partido también sirvió para que debutase el último fichaje celeste, el serbio Dejan Drazic. Jugó veinte minutos y todavía es pronto para valorar qué puede ofrecer a este equipo.