El Celta vuelve a poner a prueba la salud cardiológica de sus aficionados. Esta vez necesita una victoria en el último partido ante el Barcelona o que la permanencia se produzca por algunas carambolas. Pero tanto sufrimiento no sólo es nuevo: va camino de ser un clásico. Porque así sucedió anteriormente en momentos inolvidables en un siglo de historia.
La primera gran final de infarto llegó en la temporada 1969/70, con el agravante de que los célticos enviaron al infierno al Deportivo, venciéndoles a domicilio en su propio campo. El Celta había regresado a Primera aquella temporada y había elevado su presupuesto hasta los 28 millones de pesetas, siete más que en la campaña anterior. Se contrató como entrenador al argentino Roque Olsen, que había sido como jugador una leyenda del Real Madrid, con el que había conquistado tres Ligas y dos Copas de Europa. En el primer partido, ante la Real Sociedad en Atocha, el Celta presentó esta alineación: Bermúdez; Taberner, Manolo, Hidalgo; Costas, Hernández; Juan, Cano, Abel (Doblas), Rivera y Suco. Por desgracia, la primera victoria no llegaría hasta la sexta jornada, frente al Las Palmas (1-0).
Sin embargo, la plantilla celeste era competitiva. De hecho, tres jugadores fueron convocados para la selección sub-23: Manolo, Juan y Costas, este último el más destacado, ya que también fue convocado por Kubala para participar con la camiseta de la absoluta ante Finlandia en partido clasificatorio para el Mundial de México.
En la jornada 13, Celta y Deportivo se volvieron a encontrar en Primera después de algunos años y el choque en Balaídos terminó en empate a dos goles. También estaba aquella temporada en División de Honor el Pontevedra, al que el Celta venció en Pasarón por 0-2. En la segunda vuelta, el equipo se vino abajo y Roque Olsen fue despedido, sustituido por el técnico local Arza, quien logró sumar cinco puntos en las últimas siete jornadas y asegurar la permanencia, aunque la clave de todo ello estuvo en la visita a Riazor a falta de tres jornadas.
Prima de 25.000 pesetas
“Triunfo merecido y reconfortante”, tituló El Pueblo Gallego la noticia de aquel encuentro, en el que marcó el céltico Rivera a cinco minutos del descanso. Costas, Rivera, Juan, Almagro y Herminio fueron los más destacados entre los celestes. La crónica destilaba alegría: “Un triunfo que los pone a salvo de toda contingencia desagradable, ante los aplausos y el entusiasmo de sus miles de seguidores, que demostraron su celtismo animando sin cesar a sus favoritos y poniendo la nota de color con sus pancartas y sombreros en el estadio de Riazor”.
Cada jugador del Celta recibió 25.000 pesetas de prima por esta importante victoria, que envió al Coruña a Segunda División, junto con el Mallorca y el Pontevedra.
Lo cierto es que aquel equipo, que tanto había sufrido en aquella campaña, atesoraba una calidad que, en la temporada siguiente, en la 70/71, demostrarían jugadores como Manolo, Costas, Rodilla, Lezcano o Jiménez, clasificándose para la Copa de la Uefa tras llegar a pelear por el título de Liga hasta las últimas jornadas. Pero eso ya sería otra historia. La de la 69/70 fue la de la fiesta de la permanencia lograda en el estadio del eterno rival, al que los celeste enviaron de paso a sus infiernos de Segunda.
Goleada al Real Madrid
La segunda gran cita memorable fue la de 1997, cuando el Celta ganaba el último partido de la temporada en Balaídos al Real Madrid, con una goleada por 4-0 en la que Gudelj anotó un ‘hat trick’. También marcó Juan Sánchez y el once titular, junto con ellos, lo formaron Dutruel, Patxi Salinas, Alejo, Berges, Geli, Mostvoi, Mazinho, Chemo del Solar y Merino. Como ya había sucedido en la 69/70, en realidad aquel Celta era un equipazo.
La salvación del 4%
La tercera que recordamos fue la que el Celta batió a las matemáticas, en el año 2013. Aquella temporada, el Celta de Paco Herrera, recién ascendido, estaba casi desahuciado en la clasificación y se fichó a Abel Resino para el banquillo como último revulsivo. A falta de dos jornadas para el final del campeonato, los vigueses eran colistas, con 31 puntos, a cuatro de la salvación que marcaba el Deportivo, cuyo entrenador, Fernando Vázquez, ya había incluso celebrado la permanencia en Riazor, convencido de que un descenso era imposible.
Se calcularon entonces las probabilidades de permanencia en Primera División y el Celta estaba prácticamente descartado: 99,92% Granada; 79,18% Osasuna; 66,72% Deportivo; 44,23% Zaragoza; 5,94% Mallorca; 4,01% Celta.
Épica victoria en Valladolid
Pero una épica victoria en el estadio José Zorrilla en la penúltima jornada, con un gran desplazamiento de aficionados a Valladolid, permitió que el Celta tuviese opciones hasta la última jornada. Las probabilidades de permanencia se multiplicaron por cinco, hasta el 22,22 por ciento, pero el Deportivo seguía siendo el rival a batir, con un 55,56% de opciones de salvarse. Básicamente, los coruñeses no podían perder en Riazor con la Real Sociedad de Griezzman, que se jugaba su clasificación para la Champions League. El Celta, por su parte, tenía que ganar al Espanyol en Balaídos. Y, lo que una semana antes parecía imposible, ocurrió.
Gol de Natxo Insa
Pocos podrán olvidar aquella noche del 1 de junio de 2013. La última alineación de Abel Resino estuvo encabezada por Rubén Blanco, en su segundo partido en la portería céltica; Carlos Bellvís, Gustavo Cabral, Andrés Túñez, Roberto Lago, Borja Oubiña, Natxo Insa, Augusto (Orellana, min.89), Álex López (Madinda, min.72), Krohn-Dehli (De Lucas, min.86) y Aspas.
En el minuto 15, Iago Aspas hizo un regate mágico ante el ex deportivista Diego Colotto y asistió a Natxo Insa, que lanzó un certero disparo a la meta de Kiko Casilla. Aquel gol fue un tesoro que el Celta defendió con ahínco todo el resto del partido. Además, seis minutos más tarde de marcar, llegaba la noticia de que Griezmann había adelantado a los donostiarras en Riazor. Desde ese momento, los celestes estaban salvados. Poco más tarde, una masa celeste invadía el césped de Balaídos.
Fueron tres ocasiones para poner a prueba un corazón celeste que muchas veces sorprende por su capacidad para aguantar tanto…