El celtismo está a las duras y a las maduras y este sábado quiso demostrar que por muy mala que sea la racha no va a abandonar a su equipo. Un gran número de aficionados se acercó a los aledaños del estadio de Balaídos hora y media antes del inicio del encuentro ante el Valencia. El punto neurálgico de esta concentración fue la puerta por la que se accede a los vestuarios, situada entre las gradas de Tribuna y de Gol. El autobús celeste se aproximó al estadio flanqueado por numerosos seguidores y atravesando el humo de las bengalas.
La tradición de recibir a la plantilla celeste en Balaídos en los tiempos de crisis se instauró en los últimos meses de la temporada 2012/13, en la que el conjunto celeste parecía abocado al descenso a Segunda División. El apoyo incondicional de la afición fue fundamental para que los jugadores siguiesen creyendo en la salvación, tal y como reconocieron ellos mismos. El pasado martes, tras la derrota en Copa ante el Athletic, Berizzo y su equipo escucharon los primeros pitos. Aun así, el grueso de la afición sigue estando con los suyos.