Decepcionado, que no fracasado. Así se irá Unzué del Celta, tal y como confesó en la previa de su último partido en el banquillo del equipo vigués. El entrenador navarro cerró este sábado frente al Levante su primera y última temporada al frente del club céltico.
Según ha podido saber VIGOÉ, el propio presidente del club, Carlos Mouriño, quiere acompañar al técnico en su despedida oficial. Será este lunes cuando el mandatario comparezca junto al entrenador.
La primera temporada de Unzué como primer entrenador ha acabado con más pena que gloria. El objetivo europeo no se consiguió, pero más allá de los resultados, las sensaciones que deja quedan muy lejos del nivel futbolístico que había alcanzado su predecesor, Berizzo.
Ese fue quizás su mayor escollo. Con una afición que había rozado la gloria deportiva en la Europa League y que había paladeado el exquisito fútbol de toque que impuso el argentino, Unzué no llegó nunca a convencer a la parroquia céltica.
Sin ningún tipo de aprieto clasificatorio para eludir los puestos de peligro, el equipo cerró un último tercio de campeonato muy decepcionante. No funcionó Emre Mor, pero sí tuvo en Maxi, Aspas y Lobotka tres pilares sobre los que construir su proyecto.
Con el ritmo goleador de los dos primeros el objetivo europeo debería estar al alcance, pero el bajo nivel defensivo, con numerosos titubeos y cambios de peones, llevó al Celta a una zona templada de la tabla, sin problemas ni premios.