Como se presuponía, y aunque en la práctica le resultó más costoso de lo esperado, el Coruxo se convirtió en rey de reyes del campeonato tras levantar la copa de ganador infantil (fútbol), la primera que se jugaba en la jornada matinal. También celebró el triunfo de su equipo alevín (fútbol 8). Val Miñor (prebenjamines) y Celta (benjamines) completaron el palmarés de esta edición, cuya organización apostó por novedades en el reglamento que le salieron bien.
Infantil
La primera final con título en juego de la jornada fue igualada. El Coruxo defendía una copa que el Areosa aspiraba a arrebatarle, pero con el campo encharcado por las bandas ante la constante lluvia el juego de laterales se difuminó y las dos defensas más firmes del torneo no daban oportunidad a nada. Hasta que surgió la acción a balón parado, el recurso para desatascar un partido.
A dos minutos del final, un disparo envenenado desde fuera del área era desviado a saque de esquina por el meta areosista. A escaso minuto y medio del final el Coruxo botaba el córner y su central cabeceaba a la red el gol que valía el campeonato cuando en la grada se hablaba de la tanda de penaltis sin rubor.
Prebenjamín
No era día para goleadas. El Victoria, semifinalista en la edición anterior, se quedó a las puertas de ganar. La participación por vez primera de equipos del área de influencia tuvo su reflejo histórico en el palmarés. El Val Miñor rivalizó con su oponente en juego batallador pero escaso de definición. Solo en el último de los cuatro cuartos un par de galopadas del conjunto de Nigrán pudieron desequilibrar, pero el marcador no se movió.
Como en la edición anterior, los penaltis decidieron. El conjunto valmiñorano fue siempre por delante en la tanda fatídica de tres lanzamientos (1-0, 2-1), hasta que el jugador del Victoria disparó por el centro y el meta atajó con escasa dificultad. Después, la sentencia y triunfo del Val Miñor por 3-1.
Benjamín
Dividir los encuentros en cuartos y obligar a que jueguen todos los inscritos al menos uno de ellos ha sido un acierto. El Matamá, pletórico por jugar la finalísima, plantó cara al Celta y firmó un 0-0 en el primer cuarto, que otorgaba un punto a cada equipo; el segundo tramo iba por el mismo camino, pero el Celta resolvió y se puso 3 puntos a 1. Su adversario se defendió con orden y se atrevió a irse al ataque en el tercer cuarto, pero con el Celta ya por delante en puntuación, la final no se les escapó (6 puntos a 2 y un marcador registrado de 3-0). El Celta ganaba un título que ya fue suyo en 2013 y palió los malos recuerdos de 2014, cuando perdió dos finales en el mismo escenario.
Alevín
Prometía el choque entre Coruxo, vigente campeón, y el Colegio Hogar, rival invicto, pero toda esperanza se desvaneció en un par de minutos. El Coruxo marcó muy rápido y el Hogar fue incapaz de contrarrestar la tempranera diana.
Los de O Vao, que dieron varios sustos de cabeza tras acción a balón parado, dominaron el juego y tuvieron premio con un segundo tanto a poco del final.
El Coruxo, líder en títulos
Después de tres ediciones, el Coruxo es el club con más títulos en su haber (cuatro), seguido por el Real Club Celta (3). Sárdoma, Victoria y Val Miñor completan el sexteto de entidades que levantaron la copa al menos una vez. El evento, organizado por la Asociación de Fútbol Aficionado de Vigo (Afavi), presidida por Daniel Costas, con la colaboración de la Fundación VIDE, de la Federación Gallega de Fútbol y del colegio de árbitros, convenció a quienes establecieron las novedades reglamentarias de este año de su éxito. “Con los puntos por cuarto en prebenjamín y benjamín se acabaron las goleadas escandalosas y los equipos más modestos tienen sus opciones de sorpresa”, se señaló.