Nada más concluir el partido, Rafinha se acercó a Thiago para darle un fraternal abrazo y tratar de consolarle después de la dura derrota cosechada por el conjunto alemán. Rafinha saltó al campo en los minutos finales cuando su equipo ya ganaba 2-0 y fue espectador de excepción del tercer tanto culé, obra de Neymar. Thiago, por su parte, jugó los 90 minutos. No brilló en exceso porque su equipo, el Bayern de Pep Guardiola, fue anulado por la mejor versión del Barça del ex céltico Luis Enrique.
El hermano menor, el jugador que deleitó al celtismo la pasada temporada en su fugaz paso por el Celta, le ganó la partida al mayor. Pero seguro que habrá revancha porque los hijos de Mazinho están ya instalados en la élite del fútbol europeo y se verán las caras en más partidos como el de este miércoles. Sin ir más lejos, aún queda por disputar la vuelta. Pase lo que pase en ella, habrá un vigués en la final de la Liga de Campeones.
Ambos jugadores se formaron en el Ureca de Nigrán y a pesar de que ninguno de los dos ha nacido en Vigo, son vigueses de corazón. Aquí fue grande su padre y reside su madre. Ellos regresan todos los veranos para reencontrarse con los amigos de su niñez.