Lombi lideró a El Olivo durante seis temporadas. Era la goleadora, el alma de un bloque que logró en 2011 una hazaña única, convertirse en el primer equipo gallego en ascender a la máxima categoría del fútbol femenino. El sueño de Primera duró poco, solo un año, y al término de la pasada campaña la delantera tomó un camino que estuvo evitando durante mucho tiempo pero que era ya inevitable. «Me costó tomar la decisión, pero al final creo que ha sido la correcta. Llevaba muchos años aquí, estaba en casa y era muy cómodo para mí. Además, con El Olivo siempre competíamos, éramos las primeras y jugábamos la fase de ascenso. Siempre estaba ahí la posibilidad de ascender y jugar en Primera. Pero no conseguir superar la fase de ascenso fue un golpe un poco duro y necesitaba desconectar», explica.
Esta es la tercera experiencia en Primera para Lombi, ya que además de con El Olivo también jugó en la máxima categoría hace años con el Barcelona. Este verano fue el eterno rival de los culés el que llamó a su puerta. En lo que va de temporada, ha disputado 14 partidos y está teniendo protagonismo a pesar de no destacar demasiado en la faceta goleadora -lleva tres y el año pasado con El Olivo hizo 32-, aunque sí que está asistiendo. Destaca que su adaptación al Espanyol ha sido muy rápida: «Es un equipo con mucha gente de fuera y me lo hicieron todo muy fácil. Desde el primer momento tuve minutos y no lo estoy haciendo mal».
Lombi reconoce que son muchas las diferencias entre su nuevo club y el anterior: «Al fin y al cabo, El Olivo es una federación de peñas que tiene un equipo femenino, pero no trabaja desde la base, como hace el Espanyol. Tampoco las exigencias son las mismas. En el Espanyol jugamos en la Ciudad Deportiva del club, nos dan todo el material y tenemos a nuestra disposición varios campos. Todo es diferente».
El sueño de un Celta femenino
El Espanyol es uno de los clubes de élite masculinos que cuenta también con equipo femenino. Lombi cree que esta práctica debería generalizarse: «Considero que deberían hacerlo todos los clubes porque sería un buen impulso para el fútbol femenino. Pero hay algunos que parece que se resisten».
Entre los que no han dado el paso están el Real Madrid y también el Celta. Considera que obtener el respaldo del club que preside Carlos Mouriño supondría un gran estímulo para el fútbol femenino de la ciudad y reconoce que le gustaría vestir de celeste. «Sé que en varias ocasiones el Celta habló con El Olivo pero al final no salió nada. A mí me gustaria jugar en un Celta femenino porque al fin y al cabo es el equipo de mi ciudad. Eso es lo queremos todos, y más si lleva un nombre tan conocido como ese», admite.
Mientras el Celta no se decide, la supremacía en el fútbol vigués se la disputan dos equipos. A El Olivo le ha salido un duro competidor esta temporada, el Sárdoma. Lombi, sin embargo, lleva a su ex equipo en el corazón y tiene clara sus preferencias: «Para mí, el favorito es El Olivo y lo seguirá siendo mucho tiempo. Si trabajan como tienen que hacerlo, se va a llevar la liga, aunque no de calle como otros años. El Sárdoma ha crecido mucho, pero El Olivo sigue estando por encima».
Desde la distancia, Lombi sigue a sus ex compañeras, con las que tiene comunicación diaria. Le gustaría que lograran de nuevo el ascenso, pero sabe que es un objetivo demasiado ambicioso porque en la fase de ascenso los rivales serán durísimos. «Es complicado porque el nivel del grupo en el que juegan no es bueno. Veo el nivel del grupo catalán y no tiene nada que ver. También lo pudimos comprobar en las últimas fases que jugamos, los demás grupos están por encima. El nivel de este grupo tiene que crecer», explica y asegura que esto último da más importancia al ascenso que lograron en 2011: «Fue algo único, fuimos las primeras en conseguirlo. No se le dio el valor que merecía».