El dirigente, que presidió durante doce años de la Diputación de Pontevedra, anunció estas Navidades el retorno de Galicia a primera línea del fútbol a lo largo de 2016. Vale, correcto. Que la selección reaparezca es un excelente escaparate promocional para nuestra cantera. Pero la repentina pasión de Louzán por la “Irmandiña” tiene sus aristas. Aceptemos por un momento que su oportunismo político no sea la razón final para esa declaración de intenciones. Da igual: sus palabras solo aportan una gigantesca falta de respeto por la historia del balompié gallego. ¿Desconocimiento? No le exime del pecado. Ha sido un audaz ignorante.
En Vigo precisamente, donde nació la selección en la década de los años 20, Louzán se atrevió a decir que “estamos posiblemente ante la mejor selección de la historia de Galicia, con referencias como Iago Aspas o Lucas Pérez, entre otros». Y se quedó tan ancho. La vasta historia del fútbol galaico, a hacer gárgaras en los pocos segundos que tardó en pronunciar tal frase, recogida al día siguiente por los medios de comunicación.
Pues no. Louzán naufraga de nuevo. Y no sólo un no tajante, sino que el máximo responsable federativo en la comunidad autónoma demostró escasos conocimientos sobre la selección. En Vigo nació el combinado regional en aquella época y su historia va engarzada al propio recorrido temporal del fútbol vigués al convertirse en el detonante de la creación del Real Club Celta.
Este hecho, recogido en los diarios de la época y en libros que son biblias de los comienzos del fútbol local –algunos de ellos figuran en la biblioteca del Museo Provincial, dependiente de la Diputación, es decir, bajo su mando una docena de años–, se lo ha pasado Louzán por el forro de sus caprichos.
Decía Goethe que nada hay más terrible que la ignorancia activa. Y no le faltaba razón. En tiempos sin más miras que ofrecer una frase para un titular, Louzán necesitaría memorizar que la mejor selección gallega fue la que entre 1922 y 1923 alcanzó la final del Campeonato Interregional, evento futbolístico oficial y de máxima repercusión al ser la primera vez que se ponía en juego.
Del impulso de aquel combinado gallego (perdedor finalmente ante Asturias) que capitaneaba Luis Otero salió la idea definitiva para la fusión del Vigo Sporting y del Fortuna. Manuel de Castro, “Handicap”, encontró en la selección gallega su “casus belli” perfecto para retomar el asunto de la transformación de los dos clubes vigueses en uno solo, ocho años después de que lanzase ese reto público en un artículo de 1915. Según esto, como poco a Louzán le ha faltado documentación y rigor histórico. Y prudencia, claro.
Porque suena a bufonada comparar un once de leyenda, incluso olímpica por sus conexiones con la plata de los Juegos de Amberes 1920, con quienes su carrera aún les depara largo recorrido, por muy notable y prometedor que este sea.
Ya puestos, choca la conversión de Louzán: ahora fan de la selección autonómica tras haberse distinguido desde la Diputación por potenciar solo la presencia de la selección española (nada que objetar, por cierto).
Galicia, en fin, volverá. A ver si para esas fechas el presidente de la FGF se ha estudiado la historia de una selección que maravilló a toda España.