Ocho años después, la central certificó el pasado domingo el quinto campeonato liguero. «El tiempo pasa volando. Nunca pensé que me quedaría yo sóla del grupo que empezamos. Por una parte me gusta porque puedes ver el paso del tiempo y las diferentes compañeras que tienes. De todo sacas un aprendizaje, de lo que se quedó, de lo que se fue y de lo que pudo haber llegado», reflexiona la futbolista del conjunto vigués.
Vicky rememora que todavía llegó unos años antes a El Olivo, cuando el conjunto de fútbol llegó a la categoría y «el primer año me acuerdo de muchas cosas porque llegamos a la competición a ver qué pasaba y las expectativas se superaron. Comenzamos con la permanencia, que no sabíamos lo que nos iba a deparar, y finalizamos cuartas. Incluso estuvimos líderes. Con el paso del tiempo, se pensó de una manera más ambiciosa». Por aquel entonces «empecé muy joven, con quice años y, la verdad, teníamos un equipo bueno y había una mezcla entre veteranas y gente joven. Había de todo y era algo positivo».
En cierto modo, ahora la central tiene en su equipo a muchas jugadoras que responden a su perfil de hace una década, aunque matiza que «la mayor ahora no soy yo. Está Xeila Márquez que va a cumplir 27 y Joana que es de mi año, pero de mayo. Las jóvenes aportan la juventud y muchas ganas de aprender».
Fueron muchos los entrenadores con los que compartió vestuario la futbolista y todavía más las compañeras. Sin embargo, Vicky matiza que los objetivos apenas cambiaron porque «la esencia de El Olivo permaneció intacta. Desde que salí del fútbol sala siempre nos dijeron que había que ganar. Siempre nos dijeron que en este equipo hay que ganar y es un objetivo que lo acabas haciendo propio y te obliga a mejorar de forma continua. Te parece normal optar a lo más alto. Si nos plantean optar a la permanencia es algo que no me gustaría, en El Olivo no concibo lo que no sea plantearnos el luchar por el título».
Aquel ascenso en 2011
A la jugadora le cuesta señalar momentos especiales porque hubo muchos, pero tiene especial cariño a «el año en el que ascendimos, en 2011. Fue la experiencia más bonita, la más especial. No pude disfrutarlo en el campo porque estaba lesionada, pero desde fuera lo disfruté como si estuviera dentro y las compañeras me trataron como una más».
Permanecer una década en El Olivo y ganar cinco campeonatos sirven para reflexionar y hacer un balance de la evolución de su equipo y también del fútbol femenino. La jugadora expresa que «creo que a medida que iban pasando los años iba aumentando el nivel. Ahora se cortó algo el nivel de la liga. No obstante, se mejoró mucho en el nivel de formación de los entrenadores. Antes era como un grupo de gente que íbamos a jugar a fútbol y ahora vamos a competir. Antes era como ir a jugar un poco y ahora vas al campo a hacer algo, que es como tiene que ser». Y es que, además de jugadora, Vicky ya tiene alma y formación de entrenadora, pero esa historia todavía está por suceder.