No todos los días se recibe a un medallista olímpico en el aeropuerto de Peinador (por suerte ya llegó Portela y vendrán otros tres cangueses) y este domingo se celebró por todo lo alto. El primer regatista vigués que logra subirse a un podio en unos Juegos aterrizó a primera hora en la ciudad. A su llegada, le esperaba una nutrida comitiva en el que la emoción estuvo a flor de piel.
Hubo aplausos, confeti y champán, pero sobre todo hubo lágrimas. Muchas lágrimas de alegría por la llegada a Vigo de un joven deportista admirado por su capacidad de trabajo para conseguir el objetivo que se había marcado cuando hace cinco años decidió dejar su profesión y embarcarse con Jordi Xammar.
A las 08:45 horas, tal y como estaba previsto, hizo puntual su aterrizaje el avión de Iberia que lo trasladaba desde Madrid. En el interior de la terminal lo esperaban los medios de comunicación para recoger sus impresiones. Tras unos minutos atendiendo a la prensa, hizo su salida por las puertas de Peinador entre gritos, aplausos y el descorche de champán.
El primer abrazo fue para su madre y a partir de ahí las lágrimas se desbordaron. Compañeros del Real Club Náutico en el que se formó como Ricardo Lorenzo, entrenadores como Hilda Martín y José Jato y autoridades como el presidente de la Real Federación Gallega de Vela, Manuel Villaverde. Fue la hija de Jato la que protagonizó el momento al entregarle un dibujo que había hecho para su llegada.
Nicolás Rodríguez Paz, medalla de bronce junto a Jordi Xammar en la modalidad de 470 en Tokio, será recibido mañana en el Real Club Náutico de Vigo, donde será nombrado socio de honor.