Tras la medalla obtenida en Londres, Cal se tomó su tiempo para decidir si seguía en la élite o si finalmente dejaba de competir. Tomó la decisión de seguir entrenando al máximo nivel, en Brasil, en condiciones personales y profesionales que nunca antes había vivido. Creyó que podría superar estas adversidades, y como él mismo ha reconocido “no pudo ser, físicamente no estaba en mi peso ideal, pero siempre ha sido así, durante el año anterior a los Juegos siempre trabajé y llegué a tiempo. Es más una cuestión mental, no estaba como antes, no tenía ganas de entrenar, estaba muy lejos de casa, sin mi familia, amigos, era complicado”. David tenía en todo momento muy claro que si no podía luchar por las medallas, como estaba acostumbrado, era mejor dejarlo, y así ha sido.
De su relación con Suso Morlán, dejó claro que en el plano profesional le está muy agradecido y que en el personal surgieron problemas, como es normal: “He pasado 18 años con Suso, surgen problema, pero es normal, nunca me ha fallado, y confío plenamente en él”. Se reunió con Morlán hace unas semanas, le comunicó que no tenía ganas de seguir, que quería dejarlo, pero este le pidió que se tomara unos días de descanso y se lo pensara bien. Tras estos días volvió a transmitirle su deseo de retirarse, algo que su entrenador comprendió y respetó.
David Cal quiso agradecer todo el apoyo mostrado por parte de su familia, sus amigos, Suso Morlán, el Concello de Cangas y todas las personas que lo han ayudado estos años. No considera que haya una clave para el éxito: “No hay secretos, trabajar y hacer las cosas bien. Empecé con ocho años con el piragüismo porque me gustaba el mar, me divertía con mis amigos. Poco a poco aparecieron algunos resultados, me puse metas más altas y las alcancé”. Reconoce que cuando él empezó nadie creía en la posibilidad de ganar una medalla olímpica, y que ahora es algo “normal, viene mucha gente por detrás pisando fuerte”.
Preguntado por la posibilidad de recibir el Premio Princesa de Asturias, reconoció que le haría mucha ilusión, pero que no depende de él. Ahora Cal solo piensa en descansar, estar con su familia y amigos, pero a largo plazo reconoció que le gustaría seguir ligado al mundo del deporte, poder transmitir su experiencia y sus muchos años en la élite a los atletas, tanto jóvenes como los que ya compiten a nivel mundial.
Cal quiso despedirse dejando un mensaje para los jóvenes: “A la gente joven no quiero decirles que ganen, que vayan a campeonatos o a Juegos Olímpicos, me gustaría que disfruten de que hacen, si no siempre será complicado llegar a nada”.