La primera jornada de competición en O Marisquiño transcurre con normalidad en las tres zonas cerradas del festival. Este sábado se celebran pruebas eliminatorias en las disciplinas de skate, BMX, Basket 3×3 y Break Dance, después de que ayer se abriese el certamen con una jornada de talleres para niños y jóvenes y entrenamientos. Las previsiones meteorológicas han mejorado en las últimas horas y se espera que la jornada de hoy pueda desarrollarse sin problemas, aunque se han registrado algunos retrasos sobre el horario previsto.
El público que dispone de entradas está accediendo sin ningún problema a los tres espacios del festival y no se registran aglomeraciones en las inmediaciones de los recintos, ya que es imposible ver las pruebas desde el exterior al estar vallado y cerrado a la vista el interior de los circuitos. La organización recomienda no acudir sin entrada a las inmediaciones de los recintos ya que no es posible ver el desarrollo de las pruebas desde fuera. Durante las dos jornadas del festival solo podrán asistir cerca de 5.000 personas de forma presencial, repartidas en las jornadas matinales y vespertinas de sábado y domingo en los tres espacios.
El skate, la disciplina con la que nació o Marisquiño hace 20 años, cuenta en esta edición con una mezcla muy interesante de competidores consagrados y de jóvenes promesas, varios de ellos son habituales del festival a pesar de su juventud y son la mejor garantía de que la cantera de jóvenes skaters del certamen sigue muy viva. El viernes llegaron a Vigo tres de los miembros del equipo olímpico de skate, Danny León, Jaime Mateu y Julia Benedetti, que representan a la perfección la mezcla de veteranía y juventud que caracteriza este año a la competición de skate de O Marisquiño.
Danny León, el madrileño que se quedó a las puertas de la final olímpica, acude un año más al festival como lleva haciendo desde que contaba 12 años. Ahora con 26 ha tenido la oportunidad de representar a España en los Juegos y sólo una controvertida decisión le impidió formar parte de los finalistas en la disciplina de Park en Tokyo. Después de tantos años viniendo a Vigo, sin duda que es uno de los deportistas que puede considerarse como parte de la familia de O Marisquiño.
Julia Benedetti, la joven rider coruñesa de 16 años, también llegó ayer a Vigo en el largo viaje desde Tokyo y esta mañana ya estaba entrenando para la competición de Mini-ramp. Unas horas después de llegar a Vigo hemos podido hablar con ella. «Vale mucho la pena el esfuerzo de viajar desde Tokyo a Vigo poco después de competir en los Juegos porque siempre es un placer estar en O Marisquiño», explica la skater gallega.
Sobre sus expectativas para la competición de este fin de semana apunta que su principal objetivo es «pasármelo bien, estar con mis amigas y disfrutar». Un pensamiento que resume a la perfección el objetivo de muchos de los riders que vienen al evento vigués, más allá de la motivación competitiva que siempre existe. Benedetti también destaca el hecho de que en O Marisquiño va a poder reencontrarse con el público, algo que no sucedió en Tokyo aunque la experiencia en la capital japonesa fue muy positiva también al poder coincidir con deportistas de otras disciplinas deportivas en la villa olímpica.
«El mundo del skate tampoco es muy grande y nos conocemos todos. No hay diferencias entre nosotros aunque seamos de edades diferentes porque si te gusta el skate lo demás no tiene importancia», explica Benedetti. Además de ella, en el skatepark de O Marisquiño de este año coincidirán otros jóvenes talentos internacionales de esta disciplina, como la joven holandesa Keet Oldenbeuving, que también se clasificó para los Juegos en la disciplina de Street, y el niño japonés de 11 años Ginwoo Onodera, que compite junto a grandes nombres del skate como el canadiense Ryan Decenzo, el propio Danny León o el brasileño Iván Monteiro.
En O Marisquiño convivirán este fin de semana dos generaciones del skate pero que compiten en pie de igualdad. No hay más que recordar que el podio olímpico en la categoria de Street femenino estuvo integrado por dos niñas de trece años y una joven de 16. El festival vigués sigue siendo ese lugar en el que pueden encontrarse distintas generaciones y los más jóvenes pueden dar sus primeros pasos en la alta competición.