Supongo que está feliz con su actuación en el Mundial de Milán.
Contenta por la clasificación y por la medalla. Las sensaciones fueron muy buenas. En la eliminatoria conseguí el tercer mejor tiempo y en la semifinal el segundo. Sabía que no era nada definitivo, pero me dio la confianza para poder optar a una medalla. En la final, ya sabiendo que solo con llegar a meta ya tenía la plaza para los Juegos, salí a por todas, a por la medalla.
Su objetivo no era lograr medalla en este Mundial. ¿Ha sido inesperado este bronce?
Para nada era mi objetivo. Yo solo pensaba en estar en la final y acabar entre las ocho primeras. Pero me vi con opciones y si puedo quedar tercera, no quiero quedar quinta. Salió mi vena competitiva.
Ha ganado 14 medallas en Mundiales, incluidos dos oros. Debido a las circunstancias, ¿este bronce sabe tan bien como aquellos oros?
Sí. Me sabe a oro. Es algo con lo que no contaba, no estaba en mis planes.
Ahora toca pensar ya en los Juegos. Le espera un año duro.
Tengo unas semanitas de descanso y luego ya empezaré a preparar la temporada, en la que el objetivo son los Juegos. Supongo que iré a alguna competición a nivel internacional y alguna nacional, pero la meta es Río, es en lo que estaré pensando durante toda la temporada.
Aún queda mucho, pero qué espera que suceda en Río de Janeiro.
Conseguir un diploma sería un éxito. A veces solo pensamos en medallas, pero son unos Juegos y para llegar a ellos hay que pasar un montón de cribas. Una medalla sería un éxito, pero está muy muy complicado. Nada es imposible. La neozelandesa (Lisa Carrington) está un peldaño por encima de las demás y la polaca (Marta Walczykiewicz) también le recortó mucho. Después, somos muchísimas luchando por lo mismo.
Usted, por tanto, se encuentra entre las aspirantes a lograr, como mínimo, el bronce.
El oro parece que ya tiene nombre, si no pasa nada raro. Después, para la plata la gran candidata es la polaca, pero tanto esta medalla como el bronce están mucho más reñidas.
Aunque la medalla está muy complicada, supongo que soñará con lograr al fin subirse a un podio de los Juegos.
Uno cuando entrena lo hace con la idea de ser la mejor. La neozelandesa está muy bien, está por encima del resto, pero eso no quita que yo salga a ganar. Si vas pensando en quedar penúltima, mal asunto.
Ha recorrido un largo camino para lograr esta clasificación.
Di a luz en marzo y estuve un mes parada. Retomé los entrenamientos, a pesar de que no iba a ir a ninguna competición el año pasado porque todavía tenía que perder peso y coger forma. Pero sí que empecé a entrenar para no perder meses de preparación. Si estuviera cuatro meses de baja, iba a ir en mi contra, iba a resultar más complicado. Me puse a entrenar para volver a sumar kilómetros en el agua y recuperar masa muscular. En septiembre empecé la temporada. Lo hice poco a poco y cada semana iba cogiendo la forma. Son muchos años entrenando y el cuerpo no lo olvida.
¿Ha cambiado mucho su vida en estos últimos meses?
He tenido que adaptarme a mi hija. Tenía todo el día para entrenar, pero a partir de las 20:00 o 20:30 horas tenía que estar con ella. Había cosas que modificar.
Con 18 años compitió en sus primeros Juegos. ¿Se esperaba por aquel entonces que estaría presente en cuatro citas olímpicas más?
No. Era impensable cuando tenía 18 años que con 33 iba a estar en mis quintos Juegos. No estaba en mis planes. No me gusta hacer planes a muy largo plazo, porque me resulta imposible saber qué va a ser de mí dentro de cuatro años o de cinco. Voy año a año, las cosas van saliendo gracias al trabajo y al final es eso lo que me da la motivación.
Por tanto, no tiene planes previstos para después de Río.
Ninguno. En la próxima temporada solo pensaré en Río. Después, no sé qué pasará.