El triatleta gallego Javier Gómez Noya (Basilea, 1983) ha decidido poner el punto y final a la distancia olímpica al cerrar la temporada 2021, que tuvo como gran decepción el puesto vigésimo quinto en los Juegos Olímpicos de Tokio, aunque el cinco veces campeón del mundo asegura en esta entrevista con EFE que su decisión de pasarse a la larga distancia ya estaba tomada previamente.
Gómez Noya, que este domingo participó como embajador en la modalidad de relevos del Barcelona Triathlon by Santander 2021 junto con el ciclista Miguel Indurain y la triatleta paralímpica Eva Moral, también asegura que el relevo generacional en el triatlón español está asegurado.
-¿Cómo ha vivido los meses post-olímpicos?
-Mi día a día ha variado mucho. Al principio seguí entrenando porque tenía algunas carreras en las que competir, luego me tomé un descanso e hice vacaciones, y ahora estoy en un momento de empezar otra vez ya pensando en la temporada que viene.
-¿Cuáles son sus objetivos a medio y largo plazo?
-Uno de ellos es estar en el campeonato del mundo de larga distancia en mayo del 2022. Falta concretarlo, pero posiblemente ese vaya a ser el objetivo y mi carrera se vaya a centrar en ello. Es un momento para cambiar de objetivos después de 15 años en distancia olímpica estando siempre arriba. Me apetece cambiar un poco el chip y salir de mi zona de confort.
-¿Está decisión fue a raíz del resultado en los Juegos Olímpicos o ya lo tenía decidido previamente?
-Ya había hecho alguna incursión en larga distancia y era algo que sabía que tarde o temprano iba a ocurrir. Después de un ciclo olímpico es el momento natural para hacer este cambio independientemente del resultado de los Juegos. Aunque hubiera ganado en Tokio, no me veía haciendo otro ciclo olímpico.
-¿Le decepcionó el resultado?
-Sí, claro. Me decepcionó y esperaba más porque había trabajado para más y estaba en una forma física como para hacerlo mejor. Tuve problemas los días antes de la carrera con una infección de oído que me dejó un poco débil y al final el cuerpo no respondió como me hubiera gustado. Me dio lástima y rabia porque sé que había trabajado mucho.
-¿Qué se le pasó por la cabeza durante la carrera mientras veía que los primeros puestos, los que suele ocupar, estaban tan lejos?
-Es duro psicológicamente enfrentarte a eso. Por instinto tiendes a dar todo lo que tienes ese día. Antes de la salida sabía que no estaba bien por los problemas que había tenido, pero estaba mentalizado para sufrir y para dar el máximo, nunca sabes hasta dónde puedes llegar. Peleé toda la carrera para estar lo más arriba posible y cuando no eres capaz de estar donde están los primeros te centras en hacer tu carrera y llegar a la meta lo mejor posible dentro de las circunstancias.
-¿También le perjudicó que los Juegos llegaran un año más tarde de lo previsto?
-Ahora, a toro pasado, hubiese preferido que fuesen en 2020. Aunque en 2021 ha habido semanas en las que he estado muy bien. En el último Grand Prix que hice en Francia antes de los Juegos obtuve un buen resultado e hice entrenamientos muy buenos. Al fin y al cabo, el cambio de año fue igual para todos.
-En los Juegos no ha acabado de tener suerte. La lesión antes de Río, el cuarto puesto en Pekín, la infección de oído en Tokio…
-Tengo una relación de amor-odio con los Juegos. Pero una de mis mejores carreras de siempre fue la de Londres 2012, donde conseguí la plata, y estoy muy contento por ese resultado y por mi rendimiento allí. En Pekín quedé cuarto y fue un puesto difícil de digerir. He tenido la parte buena de Londres y después unas experiencias no tan buenas.
-¿Se queda con el sabor amargo de no haber conseguido un oro olímpico?
-No, por supuesto que me hubiera gustado conseguirlo como le gustaría a cualquiera, pero al final tienes que valorar tu carrera por todo. Y he ganado muchas más competiciones y títulos de los que hubiera imaginado. Además, tengo una medalla olímpica, aunque no sea de oro.
-¿Cómo valora la evolución del triatlón español desde que empezó a competir?
-El cambio ha sido brutal. Yo tuve la suerte de tener un referente como Iván Raña que fue un poco quien nos abrió el camino y empezó a conseguir resultados buenos a nivel internacional. Imagino que luego mis resultados y los de Mario Mola han alimentado a triatletas españoles de generaciones posteriores para que se den cuenta de que el triatlón de élite no es solo una cosa de australianos e ingleses como era tradicionalmente.
-Pero Raña, Mola y usted han dejado el listón muy alto…
-Es difícil volver a repetir los buenos resultados de mi generación, pero hay una buena cantera y relevo generacional, con nombres como los de Roberto Sánchez Mantecón y David Castro (precisamente el vencedor del Barcelona Triathlon by Santander 2021 este domingo). Aunque no se les puede pedir que ganen mundiales como si los regalaran.