A comienzos del mes de noviembre en los juzgados de Bilbao se celebró el juicio oral de la Operación Estrobo. Sin embargo, en él no se juzgaba si en Urdaibai se dopaban los remeros, se cuestionaba si se puso en riesgo la salud del deportista. Sobre el dopaje, habló la Liga ACT y sancionó a Urdaibai en 2014 por -infracción muy grave en materia de dopaje-. Además, abrió expediente a Josu Zabalondo (presidente de Urdaibai) y José Manuel Francisco, el entrenador moañés. No fueron sancionados porque ya estaban fuera de la ACT (no tenían ficha) y se imponía una caducidad de tres años en el expediente. Es decir, entre bambalinas, se les sancionaba por ese período. La competición de traineras se sacaba de encima a dos ‘ovejas negras’ y ellos también se evitaban cualquier sanción económica.
La semana pasada se conoció la resolución de la Operación Estrobo. José Manuel Francisco fue absuelto porque no se pudo probar que estuviera en riesgo la salud de los remeros. Tampoco se pudo probar que los deportistas se doparan, pero sí quedó demostrada (como recoge la resolución) que Urdaibai recibió paquetes de EPO y Aranesp por encargo del técnico moañés. También que el club adquirió otros productos prohibidos y que las conversaciones con el médico Marcos Maynar eran constantes. A partir de ahí, con la resolución absolutoria en la mano y el texto de la sentencia, cada uno debe extraer sus propias conclusiones. Si hubo o no dopaje, probablemente sólo lo saben él preparador, el propio médico y algunos remeros. No todos porque se cuidaban en no decir nada a los protagonistas. Y es que José Manuel Francisco fue siempre de dar pocas explicaciones extradeportivas a los remeros. Rema y pregunta poco. Rema y yo me encargo de preparación, árbitros, campos de regata y de que tengas todas las comodidades. Rema y gana, conmigo lo vas hacer.
La Operación Estrobo estalló en 2010 y se prolongó durante 2011. Al final de aquella temporada José Manuel Francisco regresó a Meira, donde comenzó veinte años atrás, para intentar ascender a la embarcación de Moaña. Sin embargo, dejó el proyecto y se embarcó en un atunero a la espera del juicio. Hoy en día parece lejos de las traineras y tras conocerse la sentencia proclamó su inocencia. «Son muy malos, no me han ganado ni en el agua ni en los tribunales». Y es que José Manuel Francisco, como se titula este artículo, es un ganador, para él lo es todo la competición y llegar primero. Por el camino puede haber daños colaterales o enemigos irreconciliabes. Su objetivo es la la victoria.
Los inicios de José Manuel Francisco
No hay que engañarse, el moañés, licencidado en Educación Física y profesor en la Universidad de Vigo durante muchos años, siempre fue un entrenador notable, un ganador y un innovador. Fue el primero en introducir las traineras de fibra en Galicia cuando estaba en Meira, escribió un completo manual de remo y en su primera etapa con Tirán incluso llegó a contribuir al diseño de una embarcación. Ahí falló, el diseño resultó errático, pero todos estos elementos indican su constante búsqueda de la mejora, que era diaria. En remos, en medidas, en entrenamientos. Su dedicación fue absoluta el mundo del remo y del banco fijo. No hace mucho un remero de su efímera etapa reciente en Meira que “al volver me dijo que me olvidara de lo de antes, que ahora todo era distinto, todo más específico”. Evolución constante en búsqueda de la mejora, imprescindible para un buen técnico.
Precisamente, el entrenador forjó su leyenda en la Ría de Vigo. Primero en Samertolameu y, más tarde, fue de los primeros en cambiar de muelle. De Meira a O Con para dirigir a Tirán. Dos campeonatos de España en los años noventa y varias ocasiones entre los tres primeros en la regata de la Concha. En Galicia ya era más que conocido y comenzó a hacerse un nombre en el Cantábrico. Muchos de sus remeros en aquellos años continuaron con él posteriormente.
Ahora con el tiempo, podría surgir la pregunta ¿llegó a existir dopaje? Siempre hubo comentarios en los rivales, pero en aquel tiempo no había médicos en los clubes y los presupuestos en Galicia no permitían alardes, -hoy siguen sin permitirlo-. Había complejos vitamínicos, proteínas y demás ayudas al deportista (que siguen utilizándose en la actualidad en remo y otros muchos deportes). Pero llegar a hablar de un plan de dopaje organizado… Todo eso, pareció quedar muy lejos de la Ría de Vigo.
Sí rompió el entrenador las estructuras tradicionales del remo. Pretemporadas de ocho meses, entrenamientos diarios, captación de los mejores deportistas de todo el sur de Galicia, controles de la masa de grasa, dobles sesiones, dietas… El moañés lo controlaba absolutamente todo y exigía al máximo. Deportistas amateur con exigencia profesional para José Manuel Francisco, un técnico de hierro capaz de hacer navegar a una trainerilla sénior por un calado de agua de medio medio porque en el entrenamiento del día anterior fueron superados por una juvenil. El agradecimiento a los deportistas llegaba al final de temporada cuando, por ejemplo, tras quedarse a cuatro segundos del Campeonato de España esperaba en el muelle para agradecer el esfuerzo a cada uno de sus tripulantes.
La historia gallega termina en 2002… pero será el siguiente capítulo