Romero es profesor y está preparando oposiciones. Además, continúa con su labor como entrenador en las selecciones española y gallega. Por tanto, seguirá unido al judo, pero con menos ajetreo. Este deporte es su vida y lo lleva siendo desde que era un niño. «Estoy en él desde pequeñito. Gracias a un vecino, empezó mi hermano y yo fui detrás», explica y asegura que «cuando vi a mi hermano mayor proclamarse campeón gallego sub-15 me di cuenta de que quería dedicarme en serio a esto». Y se lo tomó muy en serio. Tan en serio que la casa familiar, gracias a él y a sus hermanos, se convirtió en una especie de museo lleno de trofeos y medallas. «Mis padres estaban hartos de nosotros», bromea. «De vez en cuando desaparecía un trofeo de una estantería, mis padres lo cambiaban de sitio, y ni nos dábamos cuenta por tantos como había», añade.
A medida que fue cumpliendo años, llegaron los éxitos más importantes y se convirtió en uno de los referentes del deporte gallego y vigués (en 2011 fue reconocido como «Mejor deportista de Vigo y su comarca»). Pero ha sido una carrera en la que ha tenido que luchar contra viento y marea, como la mayoría de deportistas de las disciplinas consideradas minoritarias. «He tenido que dejar algún puesto de trabajo para poder ir a competiciones», asegura. Ser profesional en un deporte de este tipo es un privilegio que pocos pueden alcanzar. Lamenta que la situación vaya a peor y que las nuevas generaciones de judokas se tengan que enfrentar a dificultades aún mayores. «Las instituciones cada vez dan menos ayudas. En relación con las que daban en los tiempos de los Juegos de Sidney y Atlanta, ahora son irrisorias. Contra otros países es muy difícil competir. Ellos van en zapatillas de deporte y nosotros en chanclas».
Eso sí, destaca que en Galicia las cosas se están haciendo bien a pesar de las dificultades: «Es la envidia de otras comunidades gracias a Mario Muzas (presidente de la federación). Saca ayudas de debajo de las piedras». Gracias a esta buena labor, Romero cree que será más fácil llenar el hueco que él deja con su retirada. El judoka vigués destaca un nombre, el de María Bernabéu, que luchará por estar en los próximos Juegos Olímpicos.