La palista canguesa Teresa Portela, que ganó este martes la plata en el K1 200 de los Juegos Olímpicos de Tokio, su primer metal en sus seis Juegos, dijo sentirse «súper contenta y emocionada» de ver culminados los resultados de su trabajo. «Al final siento que mi recompensa ha llegado», dijo la gallega en una rueda de prensa tras su gesta. «Finalmente he conseguido lo que yo deseaba, poder subir al podio y vivir la experiencia de ganar una medalla», que le dedicó con especial significado a su hija Naira, «que me pedía desde casa que por favor ganara», contó.
Dos décadas de Olimpiadas no parecen ser suficientes para la veterana palista, de 39 años, que aseguró que a partir de ahora quiere seguir «disfrutando de este deporte y de todos estos años de trabajo duro» que la han llevado hasta el momento actual. «Quiero seguir pensando en piragüismo y, por qué no, seguir estando en París», señaló la de Cangas, que es consciente de lo difícil que es llegar a unos Juegos Olímpicos.
«Yo me planteo año a año. Quiero seguir y París está a la vuelva de la esquina», dijo con convicción ante los periodistas en el complejo de regatas Sea Forest Waterway en la bahía de Tokio. Portela confesó sentirse feliz no sólo por ella, sino «por todo el trabajo, por mi equipo, por el deporte» y el cariño de sus compañeros y allegados, de los que tiene conocimiento de que están disfrutando «esa medalla tan deseada».
Lisa Carrington, reina de esta prueba
La palista de 39 años, también se deshizo en halagos hacia la neozelandesa Lisa Carrington, reina de esta prueba, que consiguió su tercer oro olímpico consecutivo.
«Es una inspiración», señaló la gallega, «una chica que somos conscientes que tiene un talento increíble, trabajadora», una rival que las anima a ellas y a sus demás rivales «a mejorar e intentar estar cerca» de su rendimiento, porque «la competencia también es buena porque nos hace mejorar», en un caso como el suyo.