El acto de inicio del curso político que, como es tradición desde hace años, el PP celebra en la provincia de Pontevedra, ha tenido este domingo otros protagonistas al margen de las intervenciones de los líderes políticos. Así, la ‘reconquista’ del castillo de Soutomaior por parte de los ‘populares’ tras 7 años de veto de la Diputación de Pontevedra, y la prisa por acelerar las intervenciones para dejar libre el espacio para la celebración de una boda han estado presentes en discursos y comentarios.
Tal y como se preveía, después de que el PP recuperara el gobierno de la Diputación provincial (tras las elecciones municipales de mayo pasado), el castillo ha vuelto ser escenario de este pistoletazo de salida del curso político, este año marcado por el debate de investidura que protagonizará el líder del partido conservador, Alberto Núñez Feijóo, dentro de un mes.
El propio Feijóo, en presencia de unos mil asistentes, ha aludido en su discurso al retorno a ese escenario emblemático, donde su partido se ha dado cita cada año, a finales de agosto, desde 2007, y cuyo uso les fue vetado entre 2016 y 2022 por el gobierno provincial liderado por la socialista Carmela Silva.
«Dijimos que volveríamos a Soutomaior y volvimos. Hubo que ganarle democráticamente en las urnas al gobierno provincial más sectario de la democracia en la Diputación de Pontevedra», ha señalado el presidente del PP.
«Un símbolo»
En la misma línea, el presidente del PPdeG y presidente de la Xunta, Alfonso Rueda, ha subrayado que el castillo de Soutomaior «siempre fue un símbolo», rehabilitado por Mariano Rajoy como presidente de la Diputación y siendo vicepresidente de la institución José Antonio Rueda Crespo, padre del actual titular del Ejecutivo gallego.
Según ha recordado, en el monumento había una placa que recordaba esa actuación, una placa que «ya no existe» y ha pedido al presidente de la Diputación, Luis López, «que se vuelva a poner», al tiempo que ha apelado a que el castillo «siga siendo un símbolo en positivo». «Allá los que quieren convertirlo en un símbolo negativo, los que no entienden que la democracia es votar y opinar, y que cuando se pierden las elecciones, uno se va a la oposición y acepta la derrota», ha proclamado.
Rueda ha pedido a Luis López que no sea «como ellos» y que ponga el recinto «a disposición de todos, cumpliendo las normas», incluso a disposición del PSOE. De hecho, ha bromeado sobre la utilización del castillo para celebrar las primarias de los socialistas gallegos: después de tantos siglos en pie, ha afirmado, «malo será» que el castillo no aguante «unos siglos más, hasta que el PSOE sea capaz de hacer sus primarias en Galicia».
El presidente de la Diputación, por su parte, ha agradecido a su partido que vuelva a apostar por la provincia de Pontevedra para hacer su acto de inicio del curso político, esta vez de nuevo en Soutomaior, en un momento que los ‘populares’ llevaban «8 años esperando».
Tras incidir en que «se privó» del uso del castillo al PP por una «decisión arbitraria y sectaria» del PSOE, Luis López ha reivindicado que los suyos abrirán un «tiempo nuevo» en la Diputación, «un tiempo de libertad», que pone fin a la «confrontación permanente».
Acto contra reloj
El acto político que ha tenido lugar este domingo en el enclave histórico, en el que han intervenido Feijóo, Rueda y Luis López, se ha desarrollado en un tiempo casi de récord: una hora escasa para todas los discursos, aplausos y saludos incluidos.
La celebración de una boda a las 13,00 horas (el acto del PP estaba programado para empezar a las 11,00 pero se retrasó unos 20 minutos) obligó a agilizar y acortar las intervenciones. De hecho, el presidente de la Diputación ya advirtió a los asistentes, nada más comenzar el encuentro, que a las 12,30 horas debería estar «todo libre». «Por no decir que estemos lo más lejos posible de la zona», bromeó.
Así, sobre las 12,20 horas el acto tocaba a su fin y se iniciaba una carrera contra reloj para la retirada de las sillas, equipos de sonido e imagen, carteles, etc. De hecho, minutos después, los invitados al enlace que ya llegaban al recinto se mezclaron con los simpatizantes ‘populares’ e incluso algún político que todavía permanecía en la zona.