Hace unos días, en el programa de La2 «Atención Obras», el director de teatro Declan Donnellan comentaba: «Huimos de nuestras responsabilidades. Vivimos en un mundo que nos empuja a ser infantiles, nos anima a comprar mierda y a no querer hacernos mayores… Es como si no hubiera suficientes padres y madres por ahí. No todos estamos preparados para ser adultos.»
Una reflexión muy universal para lo cotidiano, y apropiada para entender que a pesar que la meteorología ya la describió Aristóteles entorno al 340 a.C., y que desde la llegada de Internet a finales del pasado siglo está al alcance de cualquiera, el individuo siga «rallándose» con los efectos y consecuencias de los fenómenos meteorológicos.
Volviendo al otoño, a las borrascas en el hemisferio norte atlántico, en esta época del año se les conoce como extra-tropicales o borrascas ondulatorias que se generan por las perturbaciones meteorológicas (cambios de temperatura, el viento, precipitaciones, etc.) en el Atlántico oeste. Tras formarse inician una migración hacia el «este» sobre las aguas del Atlántico llegando a las costas de Europa; y en el caso de la península Ibérica suelen entrar por Galicia.
Siendo más gráficos, y para no entrar en profundidades científicas, digamos que nacen entre las costas de Canadá y Groenlandia, se desplazan por el Atlántico trayendo viento y agua hasta llegar a las costas gallegas para entrar en las tierras del conejo, o piel de toro. ¡Entran y salen!
En sentido anti-horario. Pues sí, en sentido contrario a las agujas del reloj es como gira el viento de las bajas presiones, familiarmente conocidas como «borrascas». Esto quiere decir que cuando llega una borrasca a la península Ibérica, generalmente los vientos que nos afectan son del segundo y tercer cuadrante, principalmente del «sur» y suroeste».
Si el viento es del SW el centro de la baja presión, tras llegar a Europa, podría llegar a estar sobre las islas Británicas, pero ello no quiere decir que la borrasca venga del Reino Unido.
Lo mejor, lo recomendable para no perderse en disquisiciones meteorológicas es bucear, entre varias opciones, en la página web de la Agencia Estatal de Meteorología para ponerse al día, ver los apuntes de Miguel Lareo en su web MasMar, o incluso en libros al respecto.
Por cierto, una buena herramienta es «el radar» en la web de la Agencia Estatal de Meteorología, o en las de los centros meteorológicos autonómicos, donde se puede ver con detalle cómo llegan los chubascos. Así uno puede calcular si se mojará o no.
Ya sé que algunos se lían con meridional, septentrional, longitud, latitud, etc.; desde luego las borrascas no vienen en bicicleta, ni son para el verano.