El acusado reside habitualmente en Redondela, donde es propietario de una fábrica de muebles de cocina, pero durante las vacaciones y los fines de semana reside en la finca que la familia de su esposa tiene en el barrio de A Arrotea, lugar en donde se produjeron los hechos.
Tal y como recoge la denuncia, alrededor de las 23.00 horas del pasado jueves un vecino de Fornelos de Montes encontró a su mascota sangrando en la puerta de su vivienda. El animal, además, no reaccionaba a ningún estímulo.
Según el informe veterinario que le atendió de urgencia en Vigo, la gata ‘Botas’ ingresó a primera hora del viernes en estado muy crítico, con una gran herida de bala en su pata delantera derecha y múltiples traumatismos causados por la metralla del proyectil. A causa de las heridas recibidas, ha perdido el uso de pata derecha tras destrozarle el impacto toda la masa muscular y el hueso escapular de la articulación. Además, por el tipo proyectil usado, una munición que se fragmenta tras el impacto, uno de los pedazos desprendidos de la bala penetró en el cráneo del animal a través del cuello alojándose en su ojo derecho, por lo que terminó perdiendo el mismo.
Los hechos fueron puestos en conocimiento de la Guardia Civil ese mismo día por lo que se abrieron las diligencias oportunas y se comenzaron a recabar testimonios entre los vecinos, algunos de los cuales afirmaron estar presentes en varias ocasiones en las que el acusado disparaba sobre diferentes animales desde su propia casa, en una zona residencial y rodeada de viviendas.
Del mismo modo, el denunciante sostiene que, tras los hechos, como consecuencia de la traumática experiencia de tener que trasladar en estado crítico a su mascota hasta el centro veterinario, tuvo que ser ingresado en el hospital aquejado de una crisis de ansiedad por la que preciso tratamiento médico. “Conducir 40 kilómetros con un ser de tu familia desangrándose en tus brazos es algo que no le deseo a nadie”, destacó el dueño del animal.
Por último, tal y como se recoge en la denuncia, el acusado dice que los animales entran en su propiedad por los conejos que él mismo cría en libertad para entrenar a sus perros, aunque niega los hechos alegando que “los captura y los abandona en Ponte Caldelas”. Una versión contraria a los testimonios recogidos por la Guardia Civil y que de confirmarse supondría la admisión de otro delito al ser dichos animales propiedad de otros vecinos.