La industria pesquera la que más contamina. Según Calao ASBL Luxembourg la industria pesquera internacional contribuye en un 95% con este tipo de contaminación. El impacto sobre el ecosistema de la isla de Sal, en Cabo Verde, es enorme; tortugas, cetáceos, aves y otros animales son víctimas de las redes y aparejos de los pesqueros.
El papel tarde 1 año en degradarse; un chicle, 5 años; las lastas de aluminio, 10 años; los envases tetabrik, 30 años; los mecheros, 100 años; una bolsa de plástico, entre 150 y 300 años; las pilas, entre 500 y 1.000 años; las botellas de vidrio, 4.000 años.
Las redes de pesca tardan unos 300 años en descomponerse. Si no se tirasen al mar, se podrían reciclar, pero como se puede comprobar en cualquier playa del mundo siempre aparecen restos en la orilla. Si no hay control medioambiental, caso de las islas de Cabo Verde, la actitud de las tripulaciones de los pesqueros provoca este grave deterioro en los ecosistemas.
El archipiélago de Cabo Verde, con un litoral de 965 km., situado al oeste del continente africano (a 350 millas náuticas de Dakar, capital de Senegal), es bañado por las corrientes marinas que llegan desde las islas Canarias y los vientos Alisios que se dirigen hacia el Caribe sobre el Ecuador. Un paraje maravilloso que a su vez sufre las consecuencias nocivas de toda la polución marina que arrastran las corrientes marinas, la basura se queda atrapada en el litoral caboverdiano, en especial en la isla de Sal.
La ONG Calao ASBL Luxembourg busca implantar un plan para recogida de las basuras en las playas de sal, que ya acumulan más de 15 toneladas. Pretenden implicar a la propia sociedad de Cabo Verde y también buscan el apoyo internacional.
Esta preocupación de la ONG Calao ASBL Luxembourg no es nada nueva para los españoles, que cada vez más defendemos nuestro litoral. Hay muchos grupos cívicos que realizan limpiezas de las costas y otros parajes. Pero inconscientemente muchas empresas de nuestro entorno están trasladando la contaminación a otros países del mundo.