La temporada de avistamientos de lobos marinos en la costa gallega acaba de empezar, lo que supone un pequeño adelanto con respecto a lo ocurrido en los últimos años. Así lo constata la aparición en las últimas tres semanas de dos cachorros de esta especie, que en estos momentos se recuperan de sus heridas en las instalaciones de la Coordinadora para el Estudio de los Mamíferos Marinos (Cemma) en Nigrán.
El primero de los lobos marinos localizados en la temporada 2020-2021 fue ‘Reba’, fotografiado por primera vez el pasado 15 de noviembre en la playa de Vilarrube, en Valdoviño, en la Ría de Cedeira. Se trata de un cachorro macho de pocas semanas de tan sólo 11 kilos y que arribó a la costa gallega procedente de las colonias del norte de Europa, probablemente de Irlanda.
Dos días después de ser avistado, ‘Reba’ quedó atrapado en un palangrillo del barco ‘Meixón’, desde donde fue trasladado con varias heridas en el cuerpo, muy desnutrido y con una pequeña afición respiratoria a la UCI del centro de coordinación en Nigrán de la Red de Varamientos de Galicia, el plan de actuación avalado por la Xunta para gestionar este tipo de casos y que tiene a la Cemma como única entidad autorizada para el control, seguimiento y rescate de los animales.
El segundo ejemplar fue identificado el fin de semana pasado en la playa de Barizo, en Malpica, y aunque en un principio se mantuvo bajo seguimiento para ver si regresaba por su cuenta al mar, en la tarde del sábado 28 se decidió trasladarlo en una unidad móvil a la UCI de Nigrán. Nombrado como ‘Pabbar’, se trata de un macho de menos de dos meses y 19 kilos de peso, con limitación de movilidad del tercio posterior del cuerpo por luxación articular, muy deshidratado y con una pequeña obstrucción digestiva. En este momento aún se encuentra en situación crítica.
Personal de la Cemma se ocupa de la atención y cuidado de ambos animales en virtud de un convenio de colaboración suscrito desde hace varios años con la Consellería de Medio Ambiente, Territorio y Vivienda. Se trata de la única entidad autorizada por la Dirección General de Patrimonio Natural para participar y coordinar la Red de Varamientos de Galicia, ya que los animales a los que tratan son especies protegidas y requiere de las pertinentes autorizaciones.
Las unidades móviles de la coordinadora mantienen una atención permanente de los avisos de varamientos por si fuera necesario prestar asistencia inmediata frente a cualquier eventualidad. Para eso, cuenta con un número activo las 24 horas del día (686 989 008) y con una conexión directa con el teléfono de emergencias 112-SOS Galicia.
‘Reba’ y ‘Pabbar’ permanecerán en las instalaciones de Nigrán hasta que se recuperen de sus heridas y vayan ganando peso, momento en el que serán trasladados previsiblemente al Instituto de Formación Acuícola de la Illa de Arousa, donde cuentan con espacio y piscinas al aire libre. Finalmente, y cuando estén en condiciones de valerse por sí mismos, la Xunta y la Cemma solicitarán la colaboración de alguno arrastrero de la flota gallega que faena en el Gran Sol para llevarlos para su liberación probablemente en aguas irlandesas.
Consejos ante posibles avistamientos
Encontrar algún lobo marino en la franja costera que discurre entre las playas de Fisterra a Ribadeo durante la temporada invernal (normalmente, desde finales de año hasta el mes de marzo) no es algo tan excepcional, por lo que hace falta trasladar a la población una serie de consejos e indicaciones sobre cómo actuar ante posibles avistamientos.
Así, en caso de detectar algún ejemplar en las playas, se aconseja no acercarse para evitar molestarlo o provocar una respuesta agresiva, manteniendo una distancia prudente ya que pueden reaccionar agresivamente; no bloquearle la vía de huida hacia el mar, dejándole una alternativa por se quiere y puede marchar; si se va por la playa con un perro, atarlo y procurar que no se acerque o ataque a los animales marinos; mantener silencio para no ponerlos en alerta; y avisar lo antes posible al 112, colaborando con el personal de la Red de Varamientos.
Hay que recordar que estos animales llegan directamente desde las colonias de cría del norte de Europa, tras cubrir largas distancias y, por lo tanto, suelen estar muy cansados, por lo que pueden bajar a la tierra tan sólo a descansar. Muchos de ellos son cachorros con pocos meses de vida y por lo tanto, sin miedo a las novedades, más inexpertos y que a veces no saben reaccionar ante las adversidades ni alimentarse bien. En este sentido, no todos los animales que recalan en la costa precisan ser recogidos: solo aquellos que están heridos o enfermos.