Algunos golfiños son vecinos de las rías gallegas desde hace años y en algunos casos están identificados desde hace más de una década. Este es el caso del ejemplar AX, que fue fotografiado por primera vez en Sanxenxo y desde hace once años surca las rías. Tiene la aleta sordal y el pedúnculo de color blanco debido a las numerosas marcas y arañazos producidas por otros ejemplares con los dientes. El borde posterior, además es muy irregular.
Las marcas de las aletas son la clave para identificar a los delfines, que pueden vivir hasta los 40 años. En total, desde la Coordinadora para o Estudo dos Mamíferos Mariños indican que hasta ahora tienen identificados unos 400 ejemplares de los que algunos han ido desapareciendo tras estar un periodo más o menos largo en nuestras aguas.Ese fue el caso de Gaspar, un delfín que se hizo popular entre la ciudadanía por nadar tan cerca de la orilla que muchas veces se le podía avistar desde tierra. Estuvo localizado entre 2007 y 2010 pero a partir de ahí no se le volvió a ver más en las aguas de la Ría.
Durante las excursiones, además de inmortalizar con sus cámaras a los arroaces, el equipo de la ONG recoge numerosos datos acerca de los delfines y, en esta ocasión, además, pudieron escucharlos tras sumergir un hidrófono en la estación de muestreo de la Ensenada de Barra. «Puidemos escoitalos asubiando en galego», señalaron a través de su página de Facebook. «Momento de emoción», aseguran al respecto de la experiencia de ver a los animales a la vez que los escuchan. Sin embargo, subrayan que, desgraciadamente, la enorme contaminación acústica submarina que existe en las Rías dificulta enormemente este tipo de muestreos.
En el estadillo se anotan el estado del mar, el viento, la visibilidad, el ancho del campo de observación…
Bajo estas líneas, un pequeño grupo, muy compacto, formado por cinco ejemplares. En el centro nada la hembra TX31 de la que el equipo de Cemma sospecha que podría estar a punto de tener una cría pero remarcan que habrá que esperar todavía un mes para asegurarse.
Este ejemplar es la primera vez que se fotografía pero las dos marcas de la parte posterior de la aleta dorsal lo harán inconfundible la próxima vez que sea avistado.
Aquí, una cría acompañada por su madre, tan pequeña que prácticamente no se puede ver tras la aleta dorsal de la hembra. En Cemma señalan que seguro que se trata de una de las primeras crías de este año.
Además de observar a los animales, en Cemma inmortalizan también con sus cámaras la parte más negativa de la Ría, con multitud de residuos flotando en el mar de los que el 80 por ciento proceden de tierra.