Las protectoras y refugios de animales están desbordados. Algunos de ellos, como A Madroa, han ampliado su capacidad pero la cifra de abandonos siempre es superior a sus capacidades independientemente de las dimensiones del espacio y la cantidad de caniles de los que dispongan.
Los recursos de estas entidades son limitados y, en el caso de las asociaciones sin ánimo de lucro, el personal voluntario se encuentra desbordado y renuncia, además de a su tiempo personal, a su propio bienestar para velar por el de los animales.
En el refugio municipal de A Madroa han recogido en 2022 a 525 perros, 212 de ellos fueron abandonados, los demás estaban extraviados y volvieron con sus propietarios.
En el caso de los gatos, de los 190 que llegaron al albergue solo 22 fueron reclamados por sus dueños y, en palabras de Vicente Viso, presidente del refugio municipal. “No son pocas las ocasiones en las que los propietarios de los animales ‘se olvidan’ de venir a buscarlos o vienen unos días después. Normalmente estas situaciones suelen coincidir con puentes, vacaciones o fines de semana largos”, asegura.
A la institución llegan perros y gatos entregados por el lacero municipal, la policía o unos propietarios individuales que no quieren o no pueden seguir haciéndose responsables de ellos. La principal causa que refieren a los responsables de A Madroa son cambios de domicilio, trabajo o situaciones personales y familiares que se lo impiden.
Voluntarios de las protectoras agotados “física y psicológicamente”
A la protectora Tú Eres Nuestra Ayuda han llegado 65 animales y han salido 44. Ana, una de sus responsables, lamenta que aunque la sociedad parece estar cada vez más concienciada con el bienestar animal y cada año aumenta el número de adopciones con respecto a la compra de animales.
Ninguna de las protectoras da abasto y echa en falta tanto ayudas institucionales como empatía por parte de los ciudadanos. “Nosotras tenemos nuestros trabajos, esto es un voluntariado en el que alquilamos el espacio, la finca de al lado, compramos comida y sufragamos los gastos veterinarios de los animales. Estamos haciendo una labor social muy importante y nos encontramos ahogadas tanto física como psicológicamente”, señala.
La responsable de la protectora admite que es un trabajo gratificante porque se realiza “con vocación” pero en el que “sufre mucho” al asistir a situaciones “muy duras”. La última de ellas sucedió a principios de enero, cuando llegó a sus instalaciones Kelly, una perra que se debatía entre la vida y la muerte después de haber recibido una brutal paliza.
El suceso se produjo en cerca de otro refugio de animales, La Isla de Tali, pocos días después de que la propia Natalia Rodríguez, propietaria del refugio, denunciara el asesinato de Mel, uno de los perros que vivía en estado de semilibertad en la isla.
Animales abandonados en Vigo
En el abandono de animales no entiende de razas ni de tamaño de animales sino de la empatía y responsabilidad del dueño de ellos. En las adopciones, sin embargo, sí influye. En la sociedad de la imagen, la estética del animal importa, según Vicente Viso, que espera el momento en el que los adoptantes se interesen por cuestiones como la afinidad con el animal y el estilo de vida al que este pueda adaptarse.
Los cachorros, según Viso y el resto de protectoras consultadas, también se demandan más que los animales adultos bajo el argumento de “educarlos desde que llegan”. Sin embargo, las entidades recuerdan que la dedicación que requiere un cachorro es mayor a la que requiere un animal adulto. En el caso de los gatos, explica Natalia Rodríguez, de la isla de Tali que “de no ser adoptados cuando son cachorros da por hecho que se quedarán a vivir en la isla”.
Los perros mayores son los grandes damnificados en todas las protectoras, la mayoría de ellos fueron abandonados y son privados de una segunda oportunidad para acabar sus días con la calidad de vida que merecen. La mayor parte de ellos llegan a protectoras tras la muerte de sus propietarios, pero todos los años se cuentan casos de personas que simplemente “se cansan de ellos o no quieren hacerse cargo de ellos tras algún cambio en su vida”.
La protectora Rescue Galicia está enfocada a perros PPP (Perros potencialmente peligrosos) y la interlocutora con VIGOÉ, Nuria, está constantemente en contacto con otros centros y recalca que los animales de raza “ni se abandonan más ni se adoptan más”.
El motivo de abandono que más escucha, debido al tipo de animal que acoge la entidad, es el miedo al animal. “Porque tienen más fuerza que ellos y los tiran, porque no son capaces de dominarlos o porque, en el caso de que muerdan, hacen daño porque sus mandíbulas son más fuertes que las de otros perros”, apunta.
Considera, tal y como han manifestado el resto de protectoras, que existe una falta de responsabilidad, de información y de conocimiento a la hora de educar al animal del que el ciudadano se compromete a hacerse cargo. “Se ha superado el argumento de que sea el perro el que es peligroso, pero no el hecho de que el dueño se vuelque en conocer el origen del comportamiento del perro reeducarlo correctamente”, indicó.
Chantajes y amenazas
A Nuria, de Rescue Galicia, se acercaron muchos propietarios de animales que, frente a la incapacidad de la protectora de asumir otro animal a cargo, la amenazaron con “dormir al animal”. Vicente Viso no quiere entrar en detalles al respecto pero manifestó haber sufrido “amenazas” y toda suerte de incidentes.
Tali, de La Isla de Tali, hace referencia al “agotamiento, la indignación y la saturación” de los constantes chantajes emocionales que se sufren en las protectoras: “He decidido dedicar mi vida a los animales pero en las ocasiones en las que literalmente no tenía recursos para más me han amenazado muchas veces con abandonar al animal o incluso con pegarle un tiro y matarlo”.
Tanto ella como las demás voluntarias responsables de protectoras achacan este tipo de conductas a que la sociedad considera que están obligadas a hacerlo, “Quiero pensar que creen que alguien nos subvenciona pero ni siquiera en ese caso es justificable esa actitud”.