Los viandantes de las grandes urbes ni siquiera reparan en su existencia, que se confunde con las numerosas poblaciones de palomas y gaviotas. En la naturaleza imperan las leyes naturales y las especies se comen a otras para poder sobrevivir. Este mirlo, que revolotea y pasea por un parque de una ciudad, ha estado rebuscando entre la hierba y las hojas secas y ha encontrado una pequeña lombriz que sujeta firmemente con su pico amarillo. Es un macho: destaca su plumaje de color negro intenso y su pico amarillo; la hembra, en cambio, es de color pardo, con el pico en el mismo color, pero más oscuro. Quizá pretenda utilizar la lombriz para que coman sus crías, o quizá sea para ella misma, porque el asunto importante es sobrevivir un día tras otro, tanto en el campo como en la gran ciudad.