Pese a ello, durante largas temporadas no es posible hacer avistamientos aunque en la jornada de este lunes las cámaras de los voluntarios de Cemma pudieron inmortalizar numerosos instantes de la manada de arroaces (Tursiops truncatus), la más conocida por la gente pero que convive en las rías con otras veinte especies de cetáceos, algunos de ellos de grandes dimensiones.
Durante el muestreo de fotoidentificación, a bordo del «Toniña Un», Cemma pudo comprobar e inmortalizar con fotografías y documentos de vídeo algunos ejemplares con numerosas marcas con dientes y otras cicatrices tanto en la aleta dorsal como en el resto del cuerpo.
Realizadas por especies depredadoras, estas señales ayudan también al equipo a identificar a los diferentes miembros de la manada, que fue avistada por primera vez en aguas cercanas a las islas Cíes, cerca de la costa de Cangas. Bajo estas líneas, dos arroaces y, al fondo, tablas de windsurf en la playa de Liméns.
En total, en el grupo observado se detectaron nueve ejemplares que fueron inmortalizados nadando en formación en barrera, «posiblemente para empujar el pescado», señalaron los miembros de Cemma en su página de Facebook en la que están disponibles todas las imágenes de los avistamientos y de las campañas que realizan para explicar a la población cómo actuar en casos de varamientos o explicando las características de los cetáceos. Precisamente, hace apenas una semana se detectó en aguas del río Miño un golfiño que falleció tras varar en la playa de Camposancos.