Aunque suene a argumento fácil diré que es un ataque directo a la libertad de expresión, pero me explico: no solo ataca al autor de la idea, sino también al consumidor de la misma. No hay comunicación sin un emisor y un receptor. Y en mi caso particular le añado otro elemento: el autor. Sin autor yo no escribo, si no escribo no se me lee. Los tres elementos son/somos igual de necesarios. Quizá el artista o el comunicador debe trabajar blindándose mentalmente ante el resultado, sabiendo que juega a la provocación, pero no cabe esperar una bala como pago, donde puede encajar una palabra de debate.
Me vienen a la mente acontecimientos del pasado reciente como el atentado fallido a la Fresh Gallery de Madrid cuando se expuso la serie Obscenity de Bruce LaBruce, o la amenaza de demanda, que no sé si cuajó, de la Fundación Francisco Franco a ARCO y al artista Eugenio Merino, por su obra Always Franco. La sin razón de los que agarran X argumentos como si tuvieran la verdad absoluta. Yo opino, opino mucho, opino de todo. Pero ni por la mente se me pasa pensar que poseo toda la verdad, ni tampoco censurar, vetar o marginar otras opiniones que no comulguen con la mía. No me parecería justo, como no me parecería justo que lo hicieran conmigo.
Pienso ahora en lo bueno que aportó la publicación La Codorniz en la rancia España de la dictadura, con su humor cínico y a veces rancio. O en lo que compañeros actuales de El Jueves o Mongolia, o la web elmundotoday.com, siempre tan mordaces tendrán que bregar en el futuro. O cuando aquí en Vigo mi estimado Javier Moreda fundó su criatura contracultural Tintimán, a la inversa de todo lo establecido para poder ella establecerse. Mi apoyo para ellos. Toda mi solidaridad para todos aquellos que creen que la opinión es libre y que debe preservarse aunque no estemos de acuerdo con ella. Y más si se hace mediante el humor, que como he escrito, y me auto-cito: la sonrisa, es la forma más dulce de entregar un mensaje, sin dejar de ser a su vez la forma más cruel.
Intentando evitar que la tristeza se convierta en rabia, ilustro mi dolor con una viñeta de uno de los dibujantes actuales que más admiro, Aitor Saraiba. Con ella, mi más sincero sentimiento a todas las víctimas de la sinrazón: #JeSuisCharlie