Pero veamos qué ha pasado para llegar a esta situación. por ejemplo, un informe del ministerio de Cultura, sobre el gasto cultural de los españoles, nos decía que el año 2001, de media, cada hogar gastaba 128€ en prensa escrita, mientras que el pasado año la cifra bajó a 46€. Todo un síntoma.
Un daño colateral a esta situación, son los kioscos. Según un informe de la Federación de Gremios de Editores de España, en apenas 10 años han desaparecido el 14% de los puntos de venta de prensa diaria.
La tendencia es clara. Internet ya ha ganado la batalla, y el papel solo agoniza a la espera de que las empresas editoras busquen una salida rentable al periódico. Por el momento pasa por el pago por contenido o muro de pago, que puso en marcha el grupo Prensa Ibérica el pasado año, y al que ya se están sumando nuevas cabeceras, como El Mundo o La Vanguardia. Según Digital News Report, un 11% de lectores habrían pagado ya por contenidos informativos digitales, cifra que tiene tendencia al alza.
Por otra parte, un estudio de la Asociación para la Investigación de los medios de Comunicación nos revela que del 100% de lectores internautas, solo un 11% se informa a través del papel, el 35% solo en digital y el 34% en ambos.
Los diarios digitales ya llevan tiempo por encima de los medios impresos para que el lector se informe. En España ya solo un 45% de la población se informa a través de los medios en formato papel, mientras que el 47% lo hace en diarios digitales. La gran forma de informarse sigue siendo la televisión, pero choca sobremanera que el 62% lo haga a través de las RRSS o de las plataformas de mensajería (WhatsApp, Telegram, etc.), con el peligro que ello conlleva, sobre todo con las “fake news”.
Las empresas buscan alternativas, además de los pagos por contenido. Por ejemplo, el diario El País, decidió el pasado año cerrar los talleres para subcontratar la impresión fuera, bajando así el coste derivado de los talleres. Y es que la publicidad ha bajado notablemente, mermando de forma brutal las arcas de las editoras: en 2008 los periódicos facturaron 1.575,6 millones de euros en publicidad impresa. En 2017, 794 millones, casi la mitad en solo diez años. Y claro, aunque la publicidad digital esté en alza y suponga ya más de la mitad de la facturación por primera vez este año 2019.
Como ejemplo, según datos de la consultora i2p, de la facturación total de El País un 53% es la publicidad digital, ABC el 58% o El Mundo el 48%, aunque curiosamente las cabeceras locales todavía están muy lejos de representar dichas cifras, ya que todavía facturan el 83,2% en papel, eso sí, con la ya citada caída global de las cifras de facturación publicitaria.
En cinco años, las tablas del consumo de medios por tiempo dedicado, reflejan la desazón: prensa y revistas reflejan una gran baja, mientras que radios y televisiones solamente bajan un poco frente a la espectacular subida del tiempo que le dedicamos a Internet. Un ejemplo más de cómo está a día de hoy la situación informativa en España, y por supuesto en el resto del mundo.
Mi tesis avanza a que ya poco o muy poco le queda al periódico en formato papel. Las cifras son palmarias. Se salvarán los periódicos especializados o semanales, pero serán ya los últimos en desaparecer junto con cabeceras locales muy arraigadas, pero en menos de cinco años, veremos una cascada intermitente de desapariciones de cabeceras en papel, obligadas por las circunstancias a migrar al formato digital, al pago por leer noticias, o a la suscripción por tener toda la información en abierto. Y no nos debía extrañar. Ya pagamos por ver la TV, cosa que hace una década nadie creía que iba a pasar, por ejemplo.
La información tiene un coste. Y la culpa, en gran parte, fue nuestra. Empezamos a regalar la información en nuestras páginas en Internet, conviviendo con la que se compraba en papel. Ahora habrá que educar al lector para que pague por esas noticias hasta ahora gratuitas. Y no será lento. Como vemos, en solo un año ya un 11% de lectores reconoce haber pagado por contenidos. Ahora, solo que educar para pagar por lo que antes era gratis, y eso…, eso va a costar.